sábado 4 de mayo, 2024
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La columna infiltrada: GUMERSINDO SARAVIA

El escritor brasileño Pericles Azambuja confirma que la familia Riet estuvo estrechamente vinculada con la historia de Gumersindo Saravia, jefe de la revolución federalista en Río Grande do Sul.


Gumercindo Saraiva, castellanizado a Gumersindo Saravia, fue un militar brasileño y luego riograndense, hermano mayor del caudillo nacionalista uruguayo Aparicio Saravia.
Nació el  13 de enero de 1852, en Arroio Grande, Río Grande del Sur, Brasil
Falleció el 10 de agosto de 1894, en Capão do Cipó, Río Grande del Sur, Brasil
(Cuenta Irineu Riet)… Cuando falleció mi abuelo, mis tías me dieron unos documentos recogidos de diarios de lo que fue la revolución de Gumersindo Saravia y de su inspirador, Gaspar Silveira Martins, que fue el ideólogo de la revolución federalista. Me acuerdo de un episodio relacionado con esto. Un día el Presidente (Jorge) Batlle vino a Treinta y Tres a un Congreso de Intendentes y estábamos ahí, esperando que pasara revista a las tropas para saludarlo, cuando bajó del avión y con esa manera de ser expresiva que tenía, me apuntó con el dedo y me dijo: “¡Ahora sé de dónde salen tus impulsos revolucionarios!” “Tus parientes cobijaban a Gumersindo Saravia en Santa Victoria” (se ríe). Se ve que había leído algo. Se han escrito muchos libros sobre esto. Hay uno que inclusive relata el episodio cuando el gobierno brasileño intentó que Gumersindo, que ya estaba lanzado a la revolución, se detuviera. Entonces el gobierno manda un emisario a Santa Victoria a hablar con él; que fue uno de los senadores más importante en la historia de Brasil: el senador Francisco Assis Brasil, (En todas las ciudades de Brasil, una avenida importante se llama Assis Brasil). Entonces se reúnen en la casa de ese tío abuelo de mi padre, Azambuja dice que ahí, en el sobrado –sobrado le llamaban a los pisos altos de las casas- de Don Wladislao Riet Correa, se reunieron “El Gran Sr. de la Espada y el “Gran Sr. De la Palabra”. Pero Gumersindo le dijo a Assis Brasil que él iba hasta las últimas consecuencias con la revolución, que estaba jugado. Allí señaló: “¡Mi credo es la revolución, a ello no renuncio!”.
-…Fue una revolución muy dura. Hay fotografías con las huestes de Gumersindo degollando gente…
-Una revolución muy dura, sí, y probablemente se comieron algunos desmanes, por más que los jefes trataran de evitarlos. Murieron más de diez mil combatientes en esa revolución. Los episodios posteriores a la muerte de Gumersindo hablan por sí mismos. El ejército revolucionario en retirada entierra a su jefe en un pequeño poblado de la zona y continúa su marcha. Los jefes del ejército del gobierno que los perseguían mandan a desenterrar su cadáver y lo exponen al paso de las tropas para que estas se convenzan y le pierdan el miedo. Finalmente le cortan la cabeza y un oficial se la lleva al presidente del gobierno del estado de Río Grande. Hay una leyenda que cuenta que quien tocaba la cabeza se moría. Parece que era una maldición y que era cierto. La cuestión es que el cuerpo está enterrado en el cementerio de Santa Victoria sin la cabeza. Hay un libro sobre eso; inclusive el prólogo lo escribe (Julio María) Sanguinetti, como descendiente de Saravia que es.
…Sanguinetti no es pariente de Aparicio, es de otro de los hermanos. Esa cruzada fue muy dura, eran lugares muy inhóspitos, montes, selvas, había poco para comer. Fue muy difícil. Arranca desde la frontera con Uruguay y avanza dos mil quinientos kilómetros hasta San Pablo, ocupándolos estados de de Río Grande, Santa Catarina y Paraná. Siempre combatiendo. Gumersindo era un gran estratega en los enfrentamientos militares. Y así, retrocediendo y golpeando, retrocediendo y golpeando, que era el estilo guerrillero de los Saravia, hasta que lograba debilitar al adversario, logró tener un ejército armado muy fuerte. Ahí es donde Aparicio templa el espíritu y el alma.
Hay un libro escrito por el médico de Gumersindo que estaba en la revolución y cuenta de primera mano todas las cosas que pasaron. Es un libro que es un deleite leerlo… Está en portugués y se llama Voluntarios del martirio…
… El Dr. Ángelo Dourado cuenta también la muerte de Gumersindo. Cuando cae Gumersindo se reúne todo el estado mayor y resuelven que Aparicio comande ese ejército que venía en retirada. El “Cabo viejo” se ganó los galones de general en el campo de batalla.


Datos extraídos del libro “Tiren al blanco”, la otra historia Riet, de la escritora Rosario Cardoso Arrigoni, editorial Fin de Siglo.