sábado 23 de noviembre, 2024
  • 8 am

Todos responsables

Agustina Escanellas
Por

Agustina Escanellas

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Por Agustina Escanellas
«Somos todos responsables, por lo menos desde el punto de vista del Estado, de no haber previsto esta situación, no se previó», fue una de las primeras declaraciones del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, luego de la tragedia de Valentina Cancela. Luego agregó que el adolescente no tenía tobillera porque no había existido orden judicial «No podemos poner la tobillera porque queramos, si no es con autorización judicial; y no podemos darle custodia si no es con actuación judicial». En acuerdo con el ministerio del interior, en virtud de los costos que tienen las tobilleras y los recursos que hay, se debía de limitar su uso, y por eso desde 2019 se aplica solo a mayores de 18 años de edad. Debemos reconocer, que si tobilleras son una buena medida para evitar situaciones pero no existen los recursos necesarios para aplicarlas, comienza a fallar el sistema. La infraestructura que la ley 19580 requiere, no fue realizada como se necesita. Hay un Juzgado especializado en violencia basada en género ubicada en la ciudad de San Carlos de competencia en todo el departamento de Maldonado, los otros juzgados que se prometieron crear con jueces especializados, infraestructura y equipos no se implementaron, a pesar de ser un reclamo histórico justo y necesario. Uruguay cuenta con leyes que pueden abordar a la violencia de Género, son leyes que son consideradas como buenas pero no se aplican por falta de recursos, como la Ley Integral Contra Violencia de Género, La ley de Trata y la Ley de explotación sexual, falta de capacitaciones y de voluntad. Mientras tanto, la violencia parece ser de poco interés para todos. Y seguimos lamentando muertes, sin que se tomen medidas más allá de los discursos y las disculpas. No basta con reconocer que nos equivocamos, hay que ir más allá y pasar de las declaraciones de voluntad, de las imputaciones de responsabilidad a la adjudicación de recursos para que funcione el sistema como debe funcionar. Para que se denuncie y se obtenga la protección del Estado como corresponde. Para que la victima sea acompañada en el proceso, no sea estigmatizada ni re victimizada. Seguimos culturalmente atrasados en estos temas, seguimos naturalizando conductas, y el shock nos dura unas horas y hasta la próxima tragedia. Hoy los titulares son otros y hablamos de otras cosas y la vida sigue. Menos para esos padres y tantos padres. El resto, aun sabiendo que estamos todos en el mismo bolillero, seguimos como siempre, diciendo lo de siempre y con las excusas de siempre. Es desolador pensar que estos temas no importan lo suficiente aunque las cifras son desgarradoras y cuando se deja en evidencia la carencia del Estado, que cobra en vidas su ausencia. O mejor dicho, en muertes.