jueves 21 de noviembre, 2024
  • 8 am

Miserables

Agustina Escanellas
Por

Agustina Escanellas

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Por Agustina Escanellas
Shani Louk, de 30 años, era una ciudadana alemana que fue a Israel para asistir a un festival de música por la paz cerca de la frontera con Gaza. Shani fue asesinada brutalmente y luego exhibieron su cadáver en un video donde los terroristas de Hamás la hacían desfilar muerta en la parte trasera de una camioneta como trofeo de guerra. Su madre, ha confirmado que vio a su hija en el vídeo y ha pedido ayuda para obtener más información sobre su paradero. No sabe cuando, como, ni donde, poder encontrar el cuerpo vilipendiado de su hija. No puedo siquiera imaginar lo que está pasando esa madre y esa familia en este momento. Solo de escribirlo me conmueve y vuelvo a resignificar la palabra horror. Se estima, que al menos 300 israelíes murieron durante los ataques y mil ochocientas personas resultaron heridas tras el sorpresivo ataque del pasado sábado, reivindicado por el grupo terrorista militante islamista Hamás desde la Franja de Gaza. Hamás ha llevado a cabo numerosos ataques que han causado la muerte de civiles israelíes, incluidos atentados suicidas, lanzamientos de cohetes indiscriminados hacia áreas pobladas y ataques transfronterizos. Estos actos se consideran actos de terrorismo debido a su impacto indiscriminado en la población civil. La respuesta de Israel no se hizo esperar y luego de la declaración de guerra por parte del Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, comenzaron una serie de ataques aéreos contra Gaza, matando a más de 200 personas, según las autoridades palestinas, aunque mientras escribo estas líneas seguramente la cifra se ha elevado y la guerra sigue cobrando vidas inocentes y destruyendo generaciones enteras. Desde este rincón nos resulta increíble que pasen estas cosas en pleno siglo XXI. Para intentar » comprenderlo» debemos irnos a finales del siglo XIX, cuando el sionismo emergió como un movimiento político que abogaba por el retorno de los judíos a su tierra ancestral en Palestina, que entonces era parte del Imperio Otomano. Los sionistas buscaban establecer un estado judío en esa tierra. A medida que el sionismo ganó fuerza, hubo una afluencia de judíos europeos a Palestina durante la era del mandato británico (1920-1948). Esto creó tensiones con la población árabe palestina, ya que se veía a los judíos como colonizadores. Después de la Primera Guerra Mundial, la Sociedad de Naciones otorgó a Gran Bretaña un mandato sobre Palestina. Los británicos lidiaron con crecientes tensiones entre judíos y árabes. En 1947, las Naciones Unidas propusieron un plan para la partición de Palestina en dos estados, uno judío y uno árabe. A pesar de la oposición de los estados árabes, Israel declaró su independencia en 1948, lo que llevó a una guerra con los estados vecinos que continúa hasta hoy. También tiene un componente religioso importante, ya que Jerusalén es una ciudad sagrada tanto para judíos como para musulmanes y cristianos. La gestión de los lugares religiosos en la ciudad es una fuente constante de tensiones. A lo largo de las décadas, ha habido conflictos armados, intifadas (levantamientos palestinos), ataques terroristas y operaciones militares israelíes en la Franja de Gaza. El alto nivel de violencia ha causado una gran cantidad de víctimas civiles en ambos lados. Si bien se han llevado a cabo numerosos intentos de negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, hasta la fecha no se ha alcanzado un acuerdo definitivo y la sangre corre. Los principales temas de negociación incluyen las fronteras, el estatus de Jerusalén, los refugiados palestinos y la seguridad. Con lo que estamos presenciando, queda claro que los esfuerzos continuos para lograr una solución pacífica y duradera si bien siguen siendo un objetivo importante para la comunidad internacional, parece cada vez más lejano e improbable. Lo cierto es que el conflicto palestino-israelí ha llevado a un prolongado sufrimiento y tensiones en la región, y la muerte de miles de personas. Estas pérdidas incluyen a israelíes, palestinos y ciudadanos de otros países que se vieron atrapados en la violencia y cuyas muertes representan una tragedia humana. La miseria y la barbarie. Se metieron en los kibutzim , en las casas de activistas por la paz, los prendieron fuego, los secuestraron, se llevaron a sus hijos. No al terrorismo de Hamás. El pueblo de Israel vive hoy y siempre.