El “Gordo” Campos
“Según José Martí: “toda persona debe por lo menos una vez en la vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. “Lo difícil no es plantar árboles, sino regarlos y cuidarlos mientras crecen. El problema no es tener hijos, sino educarlos para que sean personas de bien. El problema no es escribir un libro, ¡sino que te lo lean!”.
Así empezaba su libro el Dr. Néstor Campos Pierri, conocido por todos por el “Gordo” Campos, cuyo título le puso: “Reflexiones (de un veterano full time de la medicina)”, hizo su presentación el mes pasado en el Mercado 18 de Julio, donde colmado de personas con el calor reinante y emociones del homenajeado que era acompañado por su familia y que sus emociones contagiaban al ambiente, agoto todas sus ediciones.
Su libro hace una recorrida por toda su vida, desde su niñez en Salto, donde confiesa que en sus primeros años le costaba alimentarse, pero ya en la escuela comenzó a engordar, pero antes sostiene que no había bullying o discriminaciones como ahora, sino que el gordito era sinónimo de salud.
Sus relaciones vividas con sus padres, hermanos, más tarde cuando se va a estudiar medicina a Montevideo donde se aloja en la pensión del gallego Don José, que nucleaba a varios salteños. Cuenta alegres anécdotas de la pensión, amigos, estudios y detalles como el hecho que le tuvieron que reforzar la cama, en virtud que en aquella época pesaba 133 kilos y 900 gramos.
Cuenta su regreso a Salto en el 78, sobre su familia, su historia como practicante, luego profesionalmente, hasta su jubilación como médico y docente de la Facultad de Medicina. Cuenta el cambio de paradigma en la medicina al correr de los años, donde se pasa de una relación médico- paciente vertical, jerárquica y paternalista, donde el médico ordenaba y el paciente acataba sin cuestionamientos, a una relación horizontal, donde se debe tratar al enfermo como él quiere ser tratado. Cuenta anécdotas simpáticas como cuando opera a un veterano rico del pueblo pero famoso por ser tacaño su intervención era complicada a diferencia de la operación del joven que se encontraba al lado, culminadas ambas cirugías el veterano no se quejaba, no pedía calmantes a diferencia del joven que exageraba con sus molestias, por lo que el médico le hace la comparación con su vecino lo que el joven responde: “Y, ¿Qué quieres? Fulano de tal ahorra hasta en lamentos”. O la anécdota que en un llamado de emergencia se dan vuelta en la ambulancia, pero horas más tarde él y el chofer habiéndose curado de las heridas y sacándose los vidrios que les habían quedado incrustado, salen a un nuevo llamado de emergencia.
Culmina su libro con una historieta publicada en este diario, donde uno le dice al otro: “Al intendente anterior lo operaron de apendicitis y al actual de la vesícula”, y el otro le responde: “En los dos casos operó el “Gordo” Campos, “el cirujano de los intendentes”. La historieta queda corta, fue mucho más que eso, tal como lo manifestó otro médico veterano: “No hay familia en Salto que por lo menos un integrante no haya sido atendido por el “Gordo” Campos”.
No en vano el 19 de abril de 2017 la Junta Departamental de Salto bajo la presidencia de Alberto Villas Boas fue declarado “Ciudadano Ilustre de Salto”, que tuve el honor como asesor jurídico del legislativo de aquella época redactar el Decreto y en el Gobierno del Intendente Lima logra otro reconocimiento que no es común, que se adquiere generalmente cuando la persona está muerta o se es un dictador, que es el tener en vida una avenida con su nombre.
El libro es altamente recomendable como ejemplo de vida y de motivación, con fuerte saludos al genio y figura, esperemos un segundo capítulo.