Dr. Fulvio Gutiérrez
Hoy es un domingo muy especial para la República Argentina, porque se produce un cambio de mando en su gobierno. Asume como presidente Javier Milei, y cesa Alberto Fernández. Como obvia consecuencia, se termina el gobierno peronista y kichnerista con un modelo de país que el pueblo no toleró más, y comienza un gobierno de corte liberal como lo ha calificado el nuevo presidente. Se promete un nuevo modelo y una nueva forma de gobernar, con algunos cambios profundos en varios aspectos de la actividad política general, que pretenden satisfacer el apoyo aplastante que el pueblo argentino le dio a la propuesta de Milei. Y este cambio ocurre en uno de los peores momentos de la vida política, social, económica y financiera de la Argentina, sumida en una situación de endeudamiento a nivel internacional pocas veces vista, con casi nulas posibilidades de cumplir obligaciones asumidas por el gobierno saliente, en un ámbito de corrupción que bate record en la región, con una inflación del 140%, y con la mitad de su población en una situación de pobreza desesperante. Eso es lo que dejó el gobierno que algunos consideran“ de la izquierda argentina”.
A pesar de esta tristísima realidad, para la izquierda latinoamericana hoy es un día de duelo internacional, porque la Argentina había sido considerada entre los países de izquierda, junto con Brasil, Chile, Venezuela, Colombia, Cuba y Nicaragua. Esta afirmación es de una ligereza tan enorme, que no admite el menor análisis.
El gobierno argentino peronista y kichenerista no fue izquierda. Tampoco lo es el de Brasil, el de Venezuela, el de Chile, el de Colombia y el de Nicaragua. Admito que al de Cuba pueda considerárselo de izquierda, aunque luego de sesenta y pico de años no es ejemplo para nada ni para nadie. Los cambios estructurales que los Castro aplicaron, en definitiva, se transformaron en una dura dictadura que no tiene fin, y que favorece a la clase gobernante, con un pueblo que mira, obedece, y no protesta, porque si protesta, va preso. La pretendida lucha de clases, que prometían iba favorecer a la clase proletaria, dio una voltereta fenomenal, y entonces favoreció a la clase gobernante, esto es a la izquierda caviar. Porque la famosa dictadura del proletariado que los marxistas tanto han propagandeado en las bases de su ideología, jamás se pudo concretar, como paso imprescindible y necesario para el gobierno popular. Eso es una patraña, una enorme mentira absolutamente impracticable. Tampoco se concretó en la Rusia comunista luego de más de sesenta años, y allí lo que ocurrió fue que la dictadura soviética, se transformó en la derechista dictadura del Putin.
Entonces vamos a dejarnos de demagogias de izquierda y de afirmaciones resumidas en frases hechas a la medida, para engaño, de propios y ajenos. Y esto mismo pasó en nuestro país, porque los tres gobiernos frentistas, no fueron de izquierda. Se rigieron por las mismas normas constitucionales y legales que denominan de derecha, pero que no tuvieron la voluntad siquiera de insinuar algún cambio. La “madre de todas las reformas” fue un grito para la tribuna. Y eso porque tampoco el Frente Amplio en esencia es de izquierda, no puso en práctica las ideas marxistas, en ninguna de las actividades que desarrolló. En quince años, nadie propuso cambios estructurales de los medios de producción, la reforma agraria quedó en el olvido, nadie habló de la eliminación de la banca privada, ni del cese de pago de la deuda externa. Los marxistas uruguayos son raros, teóricos, mentirosos. Siempre respetaron la democracia, los derechos individuales por encima de los grupos llámense estado, gremios o sindicatos, creen y participan de nuestro sistema electoral. En definitiva, son en esencia burgueses, y viven como tales, aunque de tanto en tanto leen el Manifiesto Comunista. Como para llenar el ojo.
Por todo eso, decir que Alberto Fernández, Cristina Fernández, o Sergio Massa son de izquierda, es una afrenta a la inteligencia de la gente. La Argentina peronista y kichenerista jamás fue de izquierda. Si fue manejado por populistas, corruptos e inmorales. Y el pueblo perdió la paciencia, y paliza de votos mediante, los echó del gobierno. Así de simple.
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