sábado 23 de noviembre, 2024
  • 8 am

¿Qué pasa con los productores hortícolas?

Cecilia Eguiluz
Por

Cecilia Eguiluz

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Por Cecilia Eguiluz
En septiembre, la Junta Departamental de Salto aprobó el Decreto 7572, que prohíbe, a partir del 1 de marzo de 2024, la instalación y permanencia de emprendimientos dedicados a la comercialización al por mayor de frutas, hortalizas, flores y miel, estableciendo una zona específica para esta prohibición.
Esta decisión, tomada por el gobierno departamental, es decir, la Intendencia de Salto y la Junta Departamental, implica que los productores que actualmente llevan a cabo sus actividades comerciales se verán obligados a cerrar sus emprendimientos y abandonar la zona.
Consideramos que hay un gran problema por parte del gobierno departamental para comprender cómo ha funcionado, en la práctica, la mayor parte de la comercialización hortofrutícola en Salto hasta el momento.
La Central Hortícola, anteriormente conocida como Mercado Hortícola, fue concebida para la realidad del departamento hace 30 años, pero nunca se concretó. Mientras no se encontró una solución eficiente para los productores, estos tuvieron que idear sus propias soluciones para comercializar, mantenerse en actividad y generar empleo. Así surgieron emprendimientos que, aunque quizás carecían de una planificación exhaustiva, hasta ahora han satisfecho las necesidades de cientos de productores salteños.
Es evidente que cuando el Estado no puede encontrar soluciones a las necesidades en el momento necesario, la población encuentra sus propias respuestas. El «mientras tanto no se haga la Central Hortícola» no paralizó la producción, sino que llevó a encontrar soluciones pragmáticas que funcionaron.
Sin embargo, no debemos olvidar que, la génesis de la Central Hortícola, su razón de ser, era precisamente solucionar los problemas de los productores, y no generarles más inconvenientes.
Hoy en día, la Central Hortícola del Norte está construida como un gran elefante blanco que se divisa desde lejos, un lugar en el que casi nadie quiere instalarse.
La pregunta que deben hacerse los gobernantes es ¿por qué los productores no quieren ir? Quizás se deba a los altos costos mensuales de mantenimiento, o a la concentración de 6000 metros cuadrados que hoy se utilizan para comercializar y que deberán cerrar para ir a un espacio con unos 3000 metros, o a la falta de cámaras de frío en el nuevo edificio.
Al hablar con los productores que ahora se ven obligados a irse, se comprende el gran problema en el que están atrapados, cuando no es responsabilidad de ellos la demora de 30 años en la creación de una obra que en su momento era imprescindible.
Hoy en día, debería prevalecer la cordura y comprender que si la Central Hortícola fue concebida para solucionar las necesidades de los productores, no puede convertirse hoy en día en un problema grave para cientos de ellos.
Nuestra opinión no es contra de la Central Hortícola, es a favor de los productores todos que deben tener las mejores condiciones para trabajar.