Por el Dr. César Suárez
La OMS define a la salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
Cada vez que nos cruzamos con alguien y nos preguntan cómo estamos, la respuesta casi automática es, muy bien, gracias, aunque en realidad en ese preciso instante estemos padeciendo molestias físicas, emocionales o sociales que nos están perturbando.
La pregunta es un automatismo integrado a nuestra conducta cotidiana y en general se trata de un gesto empático sin esperar que el otro le comience con el relato de todo lo que le pasa, el otro suele comprender que era apenas un saludo y se abstiene de relatar nada, aunque se esté cayendo a pedazos y simplemente contesta, bien o muy bien, gracias.
Si vamos a los detalles, casi nadie está en forma permanente es un estado de completo bienestar, eso sólo suele suceder cuando uno está de vacaciones bajo un clima ideal y alejado de toda preocupación, pero en la vida cotidiana, siempre algún disconfor nos aqueja, ya sea porque algo nos duele, porque tenemos frío, porque tenemos calor, porque estamos aburridos, porque tenemos sueño, porque estamos cansados, porque estamos desconformes, porque estamos solos porque estamos mal acompañados o por cualquier cosa que a cada uno se le ocurra para sacarnos del confort ideal al que se refiere la OMS.
La vida moderna nos provee de la chance de un mayor confort vinculados a recursos tecnológicos innumerables pero nos pone en una situación de dependencia esencialmente económica cuando el dinero no nos alcanza para disponer de todo lo que ofrece el mercado y que supuestamente necesitamos, que son muchas, y que además, tienen la costumbre de romperse cada una a su turno o varias al mismo tiempo, alterando nuestro ánimo dada la estructura de necesidades que no hemos impuesto o nos impone la publicidad.
El estado de ánimo de cualquier persona juega un papel trascendente en la salud, no solamente emocional si no física, modificando síntomas relacionado a los órganos más susceptibles.
El temor, la ansiedad, la angustia, el estrés, desequilibran ese estado ideal que requiere la salud plena y forman parte de un malestar que afecta ese equilibrio que la OMS con sobrada razón requiere para que un individuo se sienta plenamente sano.
Quien más o quien menos, tiene cierto temor a las enfermedades que,por otra parte, es razonable y que está enmarcado dentro del instinto de conservación y de prevención, pero como sucede en situaciones extremas, ese temor en ocasiones se vuelve patológico, tanto, que la persona llega a sentir síntomas en órganos que están plenamente sanos, constituyéndose en una entidad patológica denominada hipocondría que en ocasiones es tan excesiva que con el tiempo puede generar una enfermedad verdadera.
La buena salud entonces, es un estado de equilibrio, físico, mental y social donde el estado de ánimo de cada uno es un componente esencial para encontrar ese equilibrio, que depende esencialmente de la escala de valores que cada uno se haya construido para encontrar la felicidad en el entorno que lo rodea.
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