Armando Guglielmone Instructor canino –
educador etólogo Venta de ovejeros
alemanes de pedigrí Contacto y /o sugerencias : 098 539 682
Frecuentemente menciono que por estos lares no se acostumbra a invertir en perros como herramienta de trabajo cualquiera sea esta la necesidad. Es decir, invertir se invierte, pero lo mínimo necesario y esto es debido a que no tenemos una cultura social que se haya formado teniendo al perro como auxiliar de primera mano. Si tomamos en cuenta por ejemplo que en Europa Alfonso X creó el Concejo de la Mesta, que era la asamblea de ganaderos, en 1273, podemos hacernos una idea. Aún no se había descubierto América por Colón cuando ya en España había reglas y leyes para regular la trashumancia, que es el pastoreo estacional moviendo grandísimas cantidades de ganado principalmente ovino en función del clima, el cual se podía hacer solo gracias a la ayuda prestada por los perros de pastoreo para la conducción de estas grandes majadas y, como no, a la protección que brindaban los poderosos mastines contra el ataque de lobos u osos. Los perros eran valiosísimos auxiliares, no solo en la práctica, también en su valor económico. De ahí se entiende porque el perro en otras latitudes tiene una consideración especial, es que forma parte de su vida laboral y social desde casi siempre. Desde participar en batallas, ser auxiliar en la caza e incluso como compañía y protección de las damas, como se ve en Las Meninas, el famoso cuadro de Velázquez de hace 400 años, aunque viene de más atrás. Acá se pretende que el proceso para tener un perro funcional sea rápido y sobre todo, barato. Hace unos pocos años se están usando perros de protección contra el jabalí y perros asilvestrados, pero esto gracias a iniciativa de entidades privadas y estatales que procuran brindar ayuda a los productores con este problema. Pero lo que no muchos saben es que ya a finales de los años noventa una criadora importante de perros trajo al Uruguay mastines del Pirineo, usados también para estos fines. El problema claro es que había que pagar lo que valían, y encima para dejarlo en el campo desde cachorro, resumiendo, fueron compradas las crías como compañía por personas que no las necesitaban para trabajar. Hoy día es frecuente ver en la ciudad perros Maremmanos que se deberían ver en el campo, y no está mal, son hermosos de ver y tener, pero la idea creo era otra. Es que no tenemos cultura del perro de trabajo y sobre todo, costumbre de darle el valor económico que deberían tener, por lo que valen y lo que aportan, y eso es así para todas las variedades de funciones que pueden desempeñar. Tengo una anécdota que alguna vez ya la he contado y que tal vez pueda ejemplificar lo que pretendo hacer que se entienda. Hace ya unos años me ofrecieron trabajar en un proyecto de la UDELAR para adiestrar perros que identificaran zonas de campo con alta incidencia de una parasitosis ovina, por supuesto que acepté el desafío y los científicos pusieron manos a la obra en conseguir muestras en laboratorio para comenzar.
Cuando desde Montevideo preguntaron que precisaba para la tarea y qué saldría dije que lo único sería un canil, el cual luego de averiguar por el menor precio sería de unos 400 dólares actuales ya que mi trabajo sería honorario y los perros los aportaría yo. Para desazón de todos eligieron otro proyecto má s “barato”. Así de serio se toman los proyectos relacionados a perros, cuando podría haberse generado una manera rápida y eficaz de detectar un problema serio en un país agropecuario que ahorraría cantidades importantes de pérdidas. En fin…
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