La Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC) celebró un cuarto de siglo como un referente en investigación nacional, marcando veinticinco jornadas a lo largo de sus veintiséis años de existencia. En la reciente conmemoración, el ingeniero agrónomo Álvaro Simeone destacó que este aniversario merecía «hacer una retrospectiva, modesta y auténtica a la vez, sobre el trabajo de generación de tecnologías realizado», según expresó durante el evento en el predio de la Asociación Exposición Feria de Paysandú (Arefp).
Con una visión retrospectiva, Simeone subrayó que «podríamos decir que, desde su fundación en 1998, la UPIC ha pasado por varias etapas, como ser primero, la validación de tecnología en la UPIC y la identificación de ‘problemas productivos'». En sus primeros años (1998-2002), la UPIC se enfocó en la validación de tecnología en la producción intensiva de carne, aplicando métodos a escala comercial, como el destete precoz, la producción en pasturas sembradas, y la suplementación con alimentos concentrados, entre otros.
El ingeniero señaló que «este período fundacional de la UPIC estuvo caracterizado por el invalorable aporte de empresas como Azucarlito y Fricasa, así como de los productores sanduceros», lo cual enriqueció el proceso de validación tecnológica. Durante esta etapa inicial, la UPIC logró generar información valiosa sobre la producción de carne, alcanzando valores de 600 kilos por hectárea, aunque también se identificaron áreas donde existía un desajuste entre la información disponible y su aplicación comercial, lo que llevó a la reformulación de la UPIC en una segunda etapa.
Segunda Etapa
La segunda etapa de la UPIC, comprendida entre 2002 y 2008, se centró en la investigación analítica y la producción pastoril en sistemas de invernada. Simeone explicó que «la necesidad de encontrar soluciones a los problemas identificados en ese primer período marcó el fin de la etapa de validación y dio origen a una nueva fase de investigación basada en experimentación analítica clásica».
Durante esta etapa, el equipo técnico de la UPIC se enfocó en generar información sobre el manejo del pastoreo en pasturas sembradas, combinando diferentes asignaciones de forraje según la estación del año con la suplementación energética a base de granos de cereales. En 2004, la publicación central de la UPIC abordó la pregunta: «Uso de alimentos concentrados en sistemas ganaderos. ¿Es buen negocio suplementar al ganado?».
El trabajo durante esta etapa permitió obtener información significativa sobre estrategias nutricionales y de manejo para enfrentar la problemática estacional, especialmente en otoño y verano, donde la calidad de la pastura y el estrés calórico representaban importantes limitantes en la producción intensiva de invernada sobre pasturas sembradas.
Tercera Etapa
En la tercera etapa, que abarcó de 2009 a 2015, la investigación se centró en la alimentación a corral y su integración en sistemas pastoriles. El conocimiento adquirido en la etapa anterior, junto con otros proyectos como Giprocar, «tuvo amplia receptividad en el sector productivo», señaló Simeone.
Sin embargo, el director de la UPIC enfatizó que «las cosas, como siempre, cambiaron». A partir de 2004, la mejora de la competitividad de la agricultura en relación con la ganadería y el aumento de la renta forestal en predios ganaderos extensivos, plantearon la necesidad de reformular la investigación para buscar alternativas que permitieran mantener la ganadería de manera económicamente viable. Esto llevó al equipo técnico de la UPIC a reorientar su trabajo, aumentando el enfoque en la alimentación a corral combinada con el pastoreo.
Simeone destacó que ya en 1999, «se habían realizado los primeros trabajos sobre engorde de novillos a corral con grano entero de maíz, pero es en esta tercera etapa donde comienzan a evaluarse alternativas como la sustitución de la fibra larga en dietas de corral por fuentes alternativas de fibra, como la cáscara de arroz».
Estas alternativas fueron evaluadas junto con el uso de comederos de autoconsumo, buscando propuestas tecnológicas de fácil implementación y baja inversión, aplicables en sistemas pastoriles que incorporan la alimentación a corral para mantener la ganadería empresarialmente viable y liberar área para la agricultura, una actividad más rentable.
Cuarta Etapa
A partir de 2015, la UPIC entró en una cuarta etapa enfocada en la evaluación nutricional de alimentos tanto para producción a pasto como a corral. El equipo técnico inició un ajuste nutricional detallado, con un enfoque de «nutrición de precisión». Simeone mencionó que se trabajó con alimentos no convencionales como Optigen 6, WDGS 7, DDGS 8, grano de lupino, grano entero de avena y grano de arroz con cáscara, entre otros, así como en la evaluación de aditivos nutricionales.
Además, se cuantificó el potencial productivo de diferentes opciones forrajeras, en colaboración con la empresa Gentos, en el marco del proyecto «Cuatro estaciones en la UPIC».
Característica distintiva
Una característica distintiva del trabajo de la UPIC ha sido la publicación sistemática de sus resultados. A lo largo de las veinticinco jornadas, todo ha cambiado, desde las líneas de investigación hasta la composición del equipo y las fuentes de financiamiento. Sin embargo, dos aspectos han permanecido constantes: el «enfoque UPIC», resumido en el lema «La UPIC genera datos, el empresario decide», y el espíritu de generar información técnica útil para que las empresas ganaderas mejoren su resultado económico.
Simeone concluyó que «estas veinticinco jornadas estuvieron signadas, en el acierto o en el error, por un trabajo sistemático de generar información técnica de utilidad para que las empresas ganaderas puedan mejorar su resultado económico, y dejarla documentada en una publicación anual», finalizando con la esperanza de una retroalimentación basada en la opinión de los productores ganaderos, «esa opinión es la que cuenta y nos alienta a seguir trabajando».
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