domingo 13 de octubre, 2024
  • 8 am

El valor de una fórmula genuina

Cecilia Eguiluz
Por

Cecilia Eguiluz

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Por Cecilia Eguiluz
Recorrer cada rincón de este país con la convicción de hablar de lo que verdaderamente importa es, sin duda, una tarea noble y esencial en la vida política. En tiempos donde las agendas imponen temas ajenos a las preocupaciones cotidianas, la fórmula encabezada por Manini y Lorena Quintana se destaca al hablar de familia, seguridad y trabajo, demostrando un fuerte compromiso con los uruguayos.
No es menor que Lorena, una mujer joven y médica de familia, haya decidido romper con su zona de confort para irrumpir en la política. Su presencia inyecta frescura y renovación a esta fórmula, tratando temas que, aunque relegados por otros, son de importancia para todos: salud mental, respeto, amor y tolerancia. Enfrentar de manera firme la problemática de las adicciones y oponerse a la legalización de la droga, en un siglo XXI marcado por tendencias contrarias, no solo es un acto de valentía, es un reflejo de principios sólidos. Lorena Quintana ha tenido el coraje de plantarse contra la agenda 2030, una agenda que no necesariamente refleja los valores de la mayoría de los uruguayos. Esa firmeza es admirable y muestra una visión clara de lo que queremos para nuestro país.
Pero esta fórmula no solo se basa en la valentía, sino también en la experiencia. Manini, un líder indiscutible, ha dedicado su vida al servicio del país. Su pasado militar le ha dado disciplina, integridad y, sobre todo, una comprensión profunda de lo que significa servir a los demás. Cuando decidió dar el paso hacia la política, lo hizo con la misma determinación que lo caracterizó en su carrera anterior. No es fácil ver a alguien que, habiendo alcanzado respeto en su campo, decida comenzar de nuevo, enfrentando críticas y desafíos. Sin embargo, Manini lo ha hecho, ganándose nuevamente el respeto de miles de uruguayos. Es nuestro líder, nuestro conductor, nuestro candidato a Presidente de la República, y ha demostrado tener el temple necesario para guiar a este país.
Nos encontramos en un momento clave. La política uruguaya vive una encrucijada: por un lado, están los partidos tradicionales, bien financiados, con abundante publicidad y estrategias de marketing; por el otro, esta fórmula genuina, que, aunque carece de esos recursos, tiene algo más valioso: una conexión real con los problemas de la gente. En esta carrera, los carteles no pueden ocultar la falta de soluciones verdaderas. Esta fórmula no busca vender una imagen, sino hablar del destino de miles de uruguayos y de los problemas que afectan a cada ciudadano: seguridad, empleo y dignidad.
Lo que necesitamos en estos tiempos es una voz clara, que no tenga miedo de desafiar los discursos políticamente correctos, que ponga las necesidades de las familias primero, defienda con firmeza la seguridad y no tema decir no a las drogas. Necesitamos una fórmula seria, coherente, que trabaje incansablemente por el bienestar de todos los uruguayos, sin someterse a agendas externas.
Nuestra fórmula es una esperanza en tiempos difíciles. Es la oportunidad de elegir algo diferente, de optar por la seriedad, la convicción y la coherencia. Es la oportunidad de decidir qué futuro queremos para Uruguay. Aquí no se trata de vender un producto, sino de dar un paso hacia un futuro más seguro y justo. Es el momento de decidir con el corazón y la razón, y de optar por una fórmula que verdaderamente represente nuestros valores.