Salto Uruguay venció por mínima diferencia a River para superarlo en la tabla de posiciones y así empezar a involucrarse en la pelea por los puestos de vanguardia.
El encuentro mostró una primera parte sumamente pobre desde lo futbolístico, con un partido disputado prácticamente de forma íntegra en mitad de cancha y sin ningún tipo de emoción. Esto se debió principalmente al planteo de ambos, el cual fue muy similar y constó de una rigidez táctica que terminó por ser contraproducente para el espectáculo, ya que los dos estaban más preocupados por neutralizar al rival que por imponer sus propias condiciones.
En este contexto se puede resaltar sólo algún esbozo ofensivo del decano por izquierda y prevalencia de los del asilo en los balones quietos, pero el trámite del pleito fue totalmente anodino.
En el complemento se evidenció una leve mejora, ya que si bien no hubo grandes avances desde lo futbolístico, se destacó la postura que adoptaron de adelantarse y asumir riesgos en busca del triunfo, generando que el cotejo creciera en emoción.
Este cambio de disposición derivó en un trámite más abierto, con acercamientos sobre los arcos y sensación de gol cada vez más cercana. Por si fuera poco, este sentir se transformaría en realidad a los 62′, cuando César Silveira ensayó un zurdazo que sembró la duda sobre la intención de remate directo o centro, pero que significó la apertura del marcador.
El gol fue el condimento esencial para un emotivo e incierto final del partido, con la expectativa latente hasta el final de que algo más pudiera suceder, lo cual, para alegría de Salto Uruguay, finalmente no ocurrió.
