Desde México, Jorge Correa Osimani.
Hablando de la selección de Uruguay de fútbol y entendiendo datos de este proceso deportivo, nos atrevemos a mencionar que, en el resumen general de esta travesía para el Mundial del 2026, este combinado necesita todavía sortear algunos temas deportivos que determinarán nuestro verdadero nivel y a qué podemos aspirar en el Mundial si se logra la clasificación. Muchos pensarán que, según la tabla y los partidos que quedan, estamos calificados entre los seis primeros sin problemas.
Hay selecciones que seguramente no levantarán por su momento, nivel de jugadores y ese proceso de cambios que los tomó en plena eliminatoria y que les costará bastante amalgamar ideas y juego que les permitan sumar puntos importantes. El fútbol es de momentos en todos los sentidos, nivel de jugadores, nivel de juego, estructura futbolística, lesiones y suspensiones que pueden determinar ciertos ciclos positivos o negativos y sus consecuencias, así como las reacciones que esas consecuencias provocan en todos los ámbitos deportivos de las diferentes entidades protagonistas de este torneo clasificatorio. En estas últimas dos fechas de eliminatorias de Conmebol sorprendieron Paraguay y Bolivia, que aprovecharon los cambios de técnicos y mostraron un fútbol diferente a lo expuesto por sus antecesores. En cambio, con Chile y Perú (Gareca y Fossati) en plena transición futbolística por el recambio que están buscando, tanto en los jugadores veteranos (algunos ya no les da) y la entrada de jugadores jóvenes que necesitan más experiencia y entendimiento, pasan por incertidumbres que golpean la cesantía o de plano no llegan a calificar.
Volviendo a lo nuestro, debemos superar los escollos que la Copa América, lesiones y suspensiones nos alejaron de nuestro verdadero nivel. Seguramente iremos incorporando de a poco los elementos que tanto nos hicieron falta en estos últimos juegos; que en algún momento nos permitieron ilusionarnos con un mejor final en EE.UU.
Pero también creo rotundamente que el cuerpo técnico de nuestra selección, más allá de su constante diálogo filosófico y sus respuestas coherentes a su forma de pensar, debe hacer una gran autocrítica, como así revisar profundamente los jugadores que llaman a selección y su nivel para ser titulares o suplentes, o simplemente no citar a aquellos elementos que su condición o nivel no amerita el llamado. Abrazo grande para todos.