Por Carlos Arredondo
El Foro Económico Mundial (FEM), es una organización no gubernamental, que se reúne anualmente en la ciudad de Davos, Suiza, y según su web: “tiene como misión servir de plataforma para el diálogo y la cooperación entre instituciones públicas y privadas de todo el planeta”.
Pero más allá de cómo se presenta, la verdad es que el FEM, reúne a magnates, banqueros y una variada gama de empresarios hiper-mega millonarios que imparten directivas a políticos y militares de todo el mundo. Son una especie de Cartel-que coacciona y amenaza a quien se le ponga adelante- con incidencia en todo el globo, y el poder suficiente como para arrodillar ante ellos a la inmensa mayoría de los presidentes y políticos de todo el mundo.
Desde el FEM se imparten las directivas que luego impulsarán la ONU, la OMS, FMI, BID, OTAN y todas aquellas organizaciones que a lo largo de los años han ido sumando países endeudados…y obedientes. Sin dudas este Foro nuclea a personas que sienten, y así actúan, que son los dueños del mundo.
Para darte una idea de quien estamos hablando, fue en el FEM que la francesa Christine Lagarde, siendo Presidente del Banco Central Europeo, se despachó con aquella célebre frase: “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!”
En el año 2000, el FEM lanzó al mundo “Los objetivos de desarrollo del Milenio”; Ocho objetivos que involucraban a todo el planeta, y por supuesto a sus habitantes, que debían ser alcanzados para el año 2015, y así dejar sentados los cimientos de su plan final. Pero no lograron cumplir ninguno de los ocho, y se vieron en la necesidad de reformular su estrategia: Así nació la Agenda 2030. Una estrategia global que alinea a políticos de izquierda, derecha, de centro, no importa; Lo importante es que se sometan a su voluntad y cumplan las órdenes y directivas impartidas.
La Agenda 2030 no es otra cosa que un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en apariencia uno más loable que el otro, presentados con las palabras exactas y sin dejar posibilidad alguna que alguien pueda resistirse a tan “altruistas” pretensiones. Estos Objetivos encierran 169 metas.
Igualdad entre hombres y mujeres, fin del hambre en el mundo, fin de la pobreza, agua disponible para todos los habitantes del planeta, y otros tantos son los ODS que todos los países del mundo deben preocuparse por cumplir, so pena de recibir un buen escarmiento de corte económico, y en el peor de los casos; militar.
Detrás de la Agenda 2030, agazapado, esperando para entrar en escena, aparece el viejo sueño de los dueños del mundo: El Gobierno Único Mundial, o también conocido como: El Nuevo Orden Mundial (el Globalismo).
Es que el verdadero objetivo de estas imposiciones es crear un sistema de gobierno global de tal manera que el mundo sea dirigido por ellos, y donde los ciudadanos solamente se remitan a cumplir las órdenes…Olvidate de la democracia.
Impondrán impuestos por consumir productos que a ellos se les ocurra que contaminan mucho -combustible, por ejemplo-, educarán a nuestros hijos haciéndoles creer que una mujer puede tener pene, reducirán la producción de carne y los productos hortícolas, con la excusa de las emisiones de CO2. Generarán una renta básica universal que estará sujeta a una moneda digital de Banco Central – proyecto con media sanción en nuestro parlamento-, y digitarán ellos lo que puedas comprar, o no.
Por si alguien piensa que estos ejemplos solo se tratan de divagues conspiracionistas, déjenme aclararles que todos ya se implementan en algún lugar del mundo, a modo de experimento social, de prueba de ajuste (Acá ya bailamos al ritmo de la Agenda de género ¿O te olvidás?).
En la actual campaña electoral, tanto el FA como la Coalición Multicolor se muestran “diferentes”, chicaneándose con banalidades, ocultándonos que, gane quien gane -sea de derecha o de izquierda-, será quien deba ponerle la frutilla a la torta globalista que nos prepararon los dueños del mundo.
Entregarán nuestra democracia, y lo saben. Y con ella a vos, a mí, a todos.