Por el
Dr. César Suárez
Hay infinidad de cosas ocultas a los ojos y la percepción de cualquiera, cosas que existen paro que la humanidad no las ve, no saben que existen, que a pesar de estar ahí, pasan desapercibidas pero que la sagacidad de muchos a través de toda la historia de la humanidad las ido descubriendo, observando, pensando, razonando y en la mayoría de los casos, usando herramientas que otros, antes fueron creando y fueron puestas a disposición de todos para ir generando una acumulación de conocimiento que se trasmite de generación en generación que van asombrando a millones de personas cuando pueden acceder a ese conocimiento a sus consecuencias a través de sofisticados procedimientos que a la mayoría nos cuesta entender cómo funcionan, pero funcionan y forman parte de nuestra vida cotidiana y facilitan nuestro desempeño.
Muchas veces, ni si quiera nos preguntamos de que se trata, como funciona a pesar de estar usándolas continuamente.
En este preciso instante yo estoy utilizando mi computadora para escribir esto que ustedes están leyendo ahora, presiono teclas y en la pantalla se transforman en letras por un complejo mecanismo que ignoro, a mí me parece normal porque hace muchas décadas que me sirvo de esta herramienta y parece algo natural que así suceda, pero cuanta investigación hay detrás de este fenómeno, cuanta tecnología, cuanta creatividad, cuanta observación, cuantos prueba, cuanto intentos, cuanto esfuerzo acumulado para que el texto que termino por ver en la pantalla, sea la consecuencia de lo que yo estoy pensando y trasmitiendo a través de las teclas que estoy presionando con mis dedos. Hace cien años, quien se podría imaginar que sería posible, pero la curiosidad y el empeño, la determinación escalonada de miles o millones de personas, sumando conocimiento, lo lograron en base a la observación y el razonamiento, cómo me puedo yo imaginar que otras cosas ocultas al conocimiento de la humanidad, serán percibidas y desarrolladas en los próximos cien años de los cuales obviamente no seré testigo.
Pero yendo a algo más “terrenal”, las cosas ocultas a la percepción de nuestro cerebro o nuestra percepción están ahí, sin que nosotros nos demos cuenta. Cuántas veces pasamos por un lugar y no percibimos algo que siempre estuvo ahí hasta que un día nos terminamos por dar cuenta.
Algo así sucede con el texto de un libro que leemos y que al volverlo a leer descubrimos conceptos que en una primera lectura se nos había pasado por alto y cuanto más lo leemos más conclusiones sacamos y si alguien hace un análisis de ese texto, nos hace ver otras cosas que no habíamos descubierto.
La realidad siempre nos demuestra que es necesario ser agudo observador de la realidad que nos rodea en la búsqueda de los secretos que cada objeto, cada frase, de que cada texto, que tengamos a nuestro alcance, no se trata de que cada cosa está realmente oculta, el tema es que no tenemos la capacidad de percibirlo, de ahí la necesidad de ser atento observador para atrapar la realidad que nos rodea y le podamos sacar el mayor rédito posible.
A pesar de que en la actualidad hay millones de personas dedicados a la investigación intentando desentrañar misterios de la Tierra y del Universo, observando cada detalle para en su conjunto avanzar en nuevos conocimientos, la realidad es, que más del 99% de la población del planeta somos personas comunes que nunca vamos a hacer un descubrimiento trascendente pero nuestro entorno nos muestra que cuanto más atentos somos de la realidad que no rodea mejor podemos planificar nuestras acciones y nuestra vida, establecer un plan teniendo claro hacia dónde vamos sin desperdiciar energías ni oportunidades.
Nuestra consigna cotidiana debe estar marcadas por un número limitado de verbos: observar, pensar, razonar, concluir y recién después actuar sin dejar nada suelto, copiémosle a los científicos la manera de proceder para no desperdiciar nuestros esfuerzos inútilmente.
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