Por el Dr. César Suárez
El endeudamiento de las personas físicas en Uruguay se ha transformado en un problema serio para una enorme parte de la población y aunque los datos no suelen ser muy precisos, se dice que más de un millón de uruguayos tiene serios problemas para cumplir con los compromisos asumidos.
En muchos de estos casos, esas deudas asumidas, con un mínimo razonamiento y con conocimiento elementar de sumar, restar y multiplicar, se puede concluir, que esa persona que ha tomado ese préstamo, no lo podrá pagar, porque por un lado, los recursos que cuenta ya los tiene comprometidos para las necesidades elementales y los ingresos no resisten una quita para honrar las cuotas que habitualmente, suelen ser de muchas y cualquier desequilibro desencadenado por el mínimo imprevisto altera la capacidad de pago, genera retrasos y en esas circunstancia, lo intereses de mora son casi expropiatorios, lo que genera más desequilibrio aún y suele, este individuo endeudado sumarse a la lista de incobrables.
Lo triste es que muchos de estos créditos asumidos son para financias insumos superfluos, no imprescindibles atraídos por una furiosa publicidad continua que alegremente ofrecen incontables empresas de crédito, dando la sensación de quien no los toma son poco menos que tontos de no aprovechar esa “ganga” con cuotas calificadas de irrisorias y que no se puede ser tan “gil” de no tomar ese dinero tan al alcance de la mano y pocos se detienen a razonar, el costo final de ese dinero tan fácilmente obtenido, y luego tan difícil de pagar, compromisos que duran infinitamente más del “chiche” que se adquirió empujado por la otra propaganda, la que nos dice a todos, las checherrías que debiéramos tener para no ser de cuarta.
Y si todo esto fuera poco, hay empresas que ofrecen préstamos para pagar préstamos.
Uno sabe que el mecanismo de créditos “juiciosos” son en muchos casos oportunidades que encarar un proyecto, para comprar un terreno para construir luego una casa o comprarla una para tener donde vivir y el crédito en la única herramienta viable y que la persona lo financia con lo que le costaría un alquiler, pero obviamente yo no me refiero a este tipo de crédito, me refiero al que obtiene un crédito para nada importante, sin la más mínima idea de lo que debiera ser manejo de la economía personal.
Esa publicidad tóxica es casi como si se usaran lo medio de comunicación para promover adicciones tal como eran las antiguas propagandas de tabaco que mostraban jóvenes en una playa alegremente fumado tal como si fuera una actitud saludable.
A mi juicio, las publicidades de esos tipos de créditos instantáneos, tendrían que estar prohibidas por promover disturbios en la economía de gente distraída y que se termina por ver atraída por una ganga mentirosa que atenta contra el consumidor.
Las empresas de crédito deberían funcionar con publicidad discreta para que el que los necesite los vaya a buscar y no para generar falsas necesidades de insumos que no son necesariamente imprescindibles.
Ante el enorme volumen de afectados por deudas impagables, varias empresas crediticias han ofrecido un plan quitando intereses o eventualmente perdonando cuentas pequeñas al que han adherido más de 250.000 personas las que podrán recuperar la capacidad de gestionar compras en cuotas, es un avance, pero quedarán cientos de miles vedados.
Es hora que se regule esa publicidad engañosa que sigue contribuyendo a tentar a la gente a comprometerse a pagar prestamos pequeños cuando se reciben y gigantes cuando se tiene que pagar dado los intereses de financiación que al sumar todo, rozan o traspasan el concepto de usura, y lo peor de todo, es que están amparados por la ley.