Por Pablo Vela
Antes que nada, desde ésta columna semanal, saludar, felicitar y desear el mejor de los éxitos al flamante presidente de la República, Prof. Yamandú Orsi y su colectividad Frente Amplio.
Las urnas, aunque no como quisiéramos, hablaron y dieron el mensaje del soberano que pidió un cambio de mando presidencial y al menos por lo expuesto de antemano, también de modelo de país, hecho que se irá viendo a medida que pasen los años de mandato constitucional que comenzará el próximo 1° de marzo de 2025.
Es tiempo entonces de analizar y entender, desmenuzar las causas de una derrota que golpea fuerte porque se va un gobierno con valores muy buenos en los principales rubros de gobierno, obras que llegaron a lugares donde nunca habían llegado pero evidentemente con errores o ausencias que al votante molestó y mucho porque el crecimiento de octubre a noviembre de la coalición de izquierda es para de reconocer.
Salto y Paysandú se sumaron a los ya habituales triunfos de la izquierda en Montevideo y Canelones para darle la banda presidencial a Orsi. ¿Fue un factor la diferencia cambiaria con el vecino país? ¿Qué dejó de hacer el gobierno saliente que hubiera hecho pasar desapercibido la debacle que vivía Argentina?.
¿No se supo vender la buena gestión que, repetimos, entendemos tuvo el presidente Lacalle Pou? Puede ser. Aunque tal vez la afirmación sería que no se supo defender de las mentiras que salieron permanentemente de la oposición. De hecho, a menos de 24 horas de electo, Yamandú Orsi declaró que la Reforma Educativa no fue tan mala, que tal vez deban corregirse algunas cosas nada más. Ahí uno recuerda paros de docentes, insultos y agresiones al presidente del CODICEN, ¿para qué? ¿fogoneados por quién?.
Pero nosotros nos quedamos, al menos en Salto y ya pensando en mayo de 2025 en la miserable jornada en que se ha transformado lo que debería ser un día de sufragio, de ejercer el derecho al voto con entusiasmo y alegría.
Sí, así de duro, miserable, rastrera, asquerosa, de aprovechamiento de la ignorancia y de la necesidad en la que están sumidos algunos salteños, muchos salteños.
¿Qué resultado podemos esperar? Cualquiera. Ya no se esconden, son kioscos ambulantes incluso algunos ya con gasebos porque pasaran toda la jornada entregando “cosas” a cambio de un voto que además es imposible saber para quien irá.
La política sucia, triste, la del alcohol desde temprano, la del desorden, la de lo escondido, ¿qué pretendemos después? ¿Que se razone el voto?
“Para que se vayan los corruptos” me dijo un conocido, por eso iba a votar al Frente Amplio, ¿debía explicarle que estaba votando a la colectividad política con mayores casos de corrupción, escándalos que aún pagamos?
“Porque me van a hacer trabajar hasta los 65…” me dijo otro. Tenía que explicarle que eso no era así, que era una de las tantas mentiras pero que además era algo que gobiernos anteriores debían asumir y no lo hicieron por el costo político que es algo (el costo político) que debería tener un valor mucho más alto que el que hoy tiene.
“Porque aumentaron los impuestos…”, acá me convencí, tenían mejores mentirosos en la calle. El primer gobierno en años, si no en la historia que bajó un impuesto (IASS) es este que termina su mandato y recibe la acusación contraria.
Triste, ahora hay que tener mejores “mentirosos”, canastas de materiales o comestibles, etc. porque de lo contrario “voto al otro”. Consecuencia de prácticas de quienes juegan a ser políticos.
Por acá, seguiremos por el lado del convencimiento de mejor proyecto. De planificación de mejoras en función de las necesidades del vecino, del barrio, de la zona y pensando en 2025, sobre todo por el lado de un intendente presente que ponga el departamento por delante de sus aspiraciones personales.
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