Por Armando Guglielmone
Instructor canino – educador etólogo
Venta de ovejeros alemanes de pedigrí
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Si hay algo que caracteriza a nuestra ciudad en esta época del año son las temperaturas agobiantes, la radiación solar se siente a extremos, bastando cambiarse de una vereda con sombra a una con sol para percibirlo de manera inmediata. Y como no, los perros lo sienten, así que procuremos tomar recaudo para que puedan pasar lo mejor posible esta estación. Ni que hablar que deben disponer de agua, fresca, todo el día. Es casi constante ver baldes o cuencos con agua que están expuestos al sol al menos gran parte de la jornada, haciendo imbebible esta por quedar como mínimo tibia, incluso caliente. Procuremos dejarla en un lugar en el que de sombra todo el día y renovémosla a diario. Las comidas procuremos dársela a primera hora de la mañana y a la noche, y no dejemos comida a disposición, si no la come en un período de unos 15 minutos retirémosela hasta la próxima comida. De esta manera conservará más su sabor, y de paso, educamos la digestión del perro. Si el perro tiene casilla no la dejemos donde dé el sol, la temperatura dentro de la misma no va ser precisamente fresca, si vemos el perro dentro es porque está atado y lo único que nos está diciendo es que está menos peor que a la intemperie, si el perro está suelto buscará un lugar fresco donde echarse. En esta época es frecuente que los perros hagan pozos en la tierra, no es por perturbarnos, es que dentro está fresca esta y le gustará echarse ahí. Sobre los perros que están atados al sol, sin cucha y casi sin sombra, lo único que se debería hacer es sacarle el perro a su propietario y aplicarle una rigurosa multa, pero como no tenemos ninguna institución oficial que se ocupe de eso en la práctica, que Dios los juzgue. Si nos ejercitamos y nos gusta que nuestro perro nos acompañe, por ejemplo obvio, a correr, hagámoslo temprano o a la noche, si tenemos la insana costumbre de hacerlo con el sol a pleno, dejémoslo en casa. Los perros no disfrutan del sol en verano, los momentos que se echan al sol es cuando lo hacen instintivamente para ayudar a fijar calcio, y el tiempo que ellos quieren. Aparte de que correr sobre superficies muy calientes les arruinará las almohadillas plantares. Me pasa que, con perros extremadamente obedientes, al cruzar por calles calientes, aceleran el paso y se dirigen a la sombra prontamente, incluso a veces, esperando para cruzar, si se demora la pasada, se retiran a la sombra por cuenta propia mirándome con una cara que parece decir: “acá está mejor”. Es que los animales saben que deben cuidarse, los insanos son los humanos, que se ponen a mediodía a tomar sol sabiendo las posibles consecuencias de eso. Y asociado a nuestro verano, pese a qué se da habitualmente algunas veces al año, tenemos dos fechas puntuales, navidad y año nuevo, donde miles de atrofiados sociales encuentran placer en hacer estallar fuegos artificiales, que, pese a que hay, creo, una ley que prohíbe los muy ruidosos, estos siguen usando los que nos deberían hacer pensar lo que sienten personas y animales en países en conflicto. Si nuestro perro se asusta, mejor démosle algún tranquilizante un par de horas antes de la medianoche y un lugar donde se sienta seguro, que le ayude a pasar lo “mejor” posible este feo momento.
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