Por Julio Aguirrezábal.
La reciente iniciativa impulsada por la Intendencia de Salto, encabezada por el Intendente Albisu, ha encendido el debate en la sociedad salteña. La medida busca ordenar, embellecer y normativizar el uso de los espacios públicos mediante acciones como el enjardinamiento, la instalación de riego y, fundamentalmente, la prohibición estricta del consumo de alcohol, tabaco y todo tipo de estupefacientes en estas áreas. La decisión, que apunta a promover la tranquilidad de las familias que visitan las plazas y las buenas costumbres, ha generado una división de opiniones entre los ciudadanos.
ENFRENTAMIENTO DE POSTURAS
Mientras que el gobierno departamental y sus partidarios defienden la normativa como un paso necesario hacia la recuperación y el respeto del patrimonio público, otro sector de la población se ha manifestado en contra, interpretándola como una restricción a las libertades personales. Fuentes cercanas a la Intendencia señalan que la resistencia proviene principalmente de aquellos «transgresores» a los que «no les importa vivir en armonía y bajo normas de buenas costumbres y respeto.» La polarización ha alcanzado incluso las plataformas digitales, donde el apoyo a la medida por parte de CAMBIO, ha sido tildado de «facho» por algunos usuarios anónimos.
EL MODELO DEL «PRIMER MUNDO» COMO DEFENSA
La Intendencia, por su parte, ha justificado la medida argumentando que no es una invención local, sino una práctica común y exitosa en países desarrollados. Esta postura encuentra eco en los testimonios de lectores que han vivido la experiencia en el exterior. Tal es el caso de un ciudadano identificado como Marcelo, quien envió una carta: “Yo estuve en Nueva Zelanda, porque un hijo mío vive allá y ahí están los carteles: No se puede tomar ni fumar en los espacios públicos. Muy buena iniciativa y felicito al Intendente Albisu. Espero que sea un ejemplo para otros Intendentes. Abrazo Marcelo». El debate está abierto. ¿Servirá la medida de Salto como ejemplo para el resto de las Intendencias del país? ¿Se podrá hacer cumplir la normativa? El tiempo dirá si las nuevas reglas logran transformar el ambiente de los espacios públicos salteños.