El Instituto Plan Agropecuario comenzó en 2025 la puesta en marcha de Procría, un proyecto nacional concebido para modificar las bases técnicas, productivas y ambientales de la ganadería familiar uruguaya. Su alcance, su duración y la profundidad de su trabajo lo convierten en uno de los programas más ambiciosos de extensión rural de las últimas décadas.
El Ing. Agr. Santiago Scarlato, presidente del IPA, define Procría como "un programa de promoción de innovación y apoyo técnico a mil familias ganaderas de todo el país", con especial foco en el norte y el este, donde se concentra la mayor proporción de productores criadores y la mayor superficie de campo natural, el recurso estratégico de la ganadería uruguaya.
"El programa busca brindar apoyo técnico frecuente, todos los meses en el establecimiento, con técnicos capacitados y especializados, para generar propuestas de mejora que permitan aumentar la producción y, al mismo tiempo, mejorar el manejo del campo natural y los recursos naturales", explicó Scarlatto.
La iniciativa no solo pretende aumentar la eficiencia productiva; apunta también a consolidar un modelo de manejo sustentable del campo natural que, según el presidente del IPA, "ha sido un sostén de nuestra economía, pero que enfrenta amenazas cuando no es manejado de forma óptima".
El diagnóstico
Scarlato remarca que la necesidad del programa surge de una constatación histórica: "En la ganadería de cría hemos detectado, durante años, una brecha de mejora en términos de producción y por lo tanto en el ingreso económico de los productores".
A esa brecha productiva se suma una preocupación ambiental. La evidencia científica generada en Uruguay demuestra que es posible "aumentar los niveles de producción y, a la par, mejorar el estado y la conservación del campo natural".
El programa se construye sobre esa base técnica: mejorar la cría, aumentar el número de terneros y corderos producidos, fortalecer el ingreso de las familias y, simultáneamente, potenciar la sustentabilidad del ecosistema pastoril.
Los criterios de selección territorial fueron claros. Se priorizaron zonas donde se concentran los criadores familiares -norte y este del país- y donde, además, se encuentra la mayor disponibilidad del recurso que Procría busca proteger: el campo natural.
Quiénes participan y cómo se definió
Procría está dirigido a productores criadores familiares y de mediana escala, que manejan rodeos bovinos y ovinos orientados a la producción de terneros, terneras, corderos y corderas. Los establecimientos participantes abarcan superficies de 100 a 1.250 hectáreas.
Para alcanzar el objetivo de mil productores, el IPA realizó una convocatoria nacional por un mes y medio. La respuesta superó todas las expectativas: "Tuvimos más de 1.700 productores y productoras interesados en participar", informó Scarlato.
La otra mitad del proceso consistió en seleccionar al equipo técnico que llevará adelante el trabajo de campo. El Plan Agropecuario estimó la necesidad de unos 100 técnicos, pero la convocatoria recibió un total de 600 postulaciones. La experiencia técnica, la capacidad para trabajar con familias y la formación agronómica fueron los criterios centrales para la selección.
Extensionistas
El presidente del IPA describió la importancia del perfil profesional: "Buscamos agrónomos, veterinarios, técnicos agropecuarios y licenciados en Ciencias Agrarias, con vocación de trabajar no solo con animales y pasturas, sino también, y sobre todo, con gente".
Aunque el programa incluye instancias de capacitación específica, la clave es la habilidad del extensionista para trabajar junto a la familia. "Queremos técnicos con experiencia y ganas de trabajar con gente. Ese vínculo es central para que el programa funcione", enfatizó.
Cómo se trabaja en el predio
El corazón de Procría es el acompañamiento. Cada técnico visitará mensualmente a cada familia para generar mejoras productivas, discutir decisiones de manejo y establecer acuerdos de planificación.
"El técnico va a recorrer el campo, analizar el manejo del predio, los animales y las pasturas, y trabajar con la familia para planificar mejoras concretas", señaló Scarlatto.
La metodología también incluye un componente grupal. Una vez al mes, entre cinco y doce productores se reunirán para intercambiar experiencias, analizar problemas comunes y promover la colaboración entre pares. Esa combinación -asistencia individual y trabajo grupal- es uno de los pilares conceptuales del programa.
Tiempos y resultados esperados
El proyecto tiene una duración prevista de cuatro años y algo, comenzando en 2025 y finalizando a fines de 2029. Según las experiencias previas del IPA, los primeros resultados aparecen relativamente rápido: "A partir de un año o un año y poco ya se empiezan a ver respuestas concretas a nivel de mejoras en los predios".
El monitoreo será continuo. Cada familia construirá, junto al técnico, un diagnóstico inicial que permitirá saber "qué nivel de producción tiene el predio, qué ingreso económico se genera y cómo ha sido el manejo histórico del sistema".
Sobre esa base se elaborarán planes prediales y se medirán los avances de manera cuantitativa. "El programa se centra en un seguimiento exhaustivo y cuantificado de los resultados", afirmó el titular del IPA.
Más producción, mejor ambiente y continuidad familiar
Procría aspira a generar impactos de largo plazo, tanto en el nivel del predio como en la cadena cárnica y en la economía del país.
"Al final del camino queremos sistemas de producción que hayan mejorado su producción, produzcan más terneros y corderos, generen mejores resultados económicos para las familias y hagan un mejor uso del campo natural", sintetizó Scarlatto.
El objetivo ambiental es explícito: mejorar el estado del campo natural mediante mejores prácticas de pastoreo, planificación forrajera y decisión técnica. Pero uno de los objetivos más profundos va más allá de lo productivo: "Queremos que las familias se sientan más cómodas al planificar, que tengan mejores herramientas y que sus emprendimientos puedan mantenerse para las siguientes generaciones".
El presidente del IPA considera que el impacto del programa excede ampliamente a las mil familias seleccionadas: "Estas mil familias son parte importante de la cadena de producción cárnica. Producir más terneros genera beneficios para toda la cadena y aumenta la capacidad de exportación del país".
El efecto multiplicador apunta a que un mayor ingreso generado por la cría repercuta también en el desarrollo del país y en la posibilidad de asignar recursos a otros sectores sociales.
Conocimiento, cercanía y una estrategia país
Procría se apoya en décadas de investigación y generación de conocimiento en ganadería. Uruguay desarrolló, a través del Plan Agropecuario, INIA y otras instituciones, un nivel de evidencia técnica que respalda la premisa clave del programa: es posible producir más y conservar mejor. El desafío ahora es llevar ese conocimiento al territorio, a las decisiones cotidianas de cada familia criadora. "Lo que buscamos es que los productores tengan mejores herramientas para planificar y manejar su predio", señaló Scarlatto.
La esencia del programa es la cercanía: técnicos y familias trabajando juntos durante cuatro años, con un seguimiento meticuloso de cada mejora y cada resultado. Pero también es un programa con dimensión país. Al aumentar la producción de terneros y corderos, Uruguay amplía su capacidad de generar proteína animal, exportar más y sostener su liderazgo en las carnes naturales.