sábado 8 de febrero, 2025
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Álvaro Simeone destacó que el confort del ganado reduce costos y mejora los resultados económicos

Sol

Garantizar el bienestar del ganado va más allá de una cuestión ética; es una estrategia productiva clave. Según el ingeniero agrónomo Álvaro Simeone, experto en bovinos de carne, medidas como proporcionar sombra, optimizar el acceso al agua y ajustar las dietas permiten combatir el estrés calórico, mejorar la conversión alimenticia y generar ahorros significativos. «No es solo bienestar, es productividad; y esa productividad es dinero», afirmó.
Impacto económico
Álvaro Simeone, director de la Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC), explicó que cuando el ganado experimenta estrés calórico, su rendimiento productivo disminuye, lo que afecta directamente los ingresos de los productores. «Si el ganado está mal, eso repercute negativamente en los resultados económicos. Por eso, las medidas que tomamos para mejorar su confort no solo buscan bienestar, sino también eficiencia», señaló.
Un ejemplo claro es el impacto de proporcionar sombra en sistemas de engorde. Según investigaciones recientes de la UPIC, los novillos que cuentan con sombra durante el verano muestran una mejora del 16% en la eficiencia de conversión alimenticia. Esto significa que producen más kilos con menor cantidad de alimento, lo que reduce los costos. «En un escenario típico, un productor puede ahorrar 20 centavos de dólar por kilo de peso vivo. Multiplicado por 150 kilos en un periodo de engorde, esto representa un ahorro de 30 dólares por animal. Este margen adicional justifica inversiones en infraestructura como sombra estructural, que se amortizan en poco tiempo», explicó Simeone.
El impacto positivo del bienestar animal también se observa en el manejo del agua, un recurso esencial. Durante los meses de verano, un novillo de 300 kilos requiere hasta 67 litros de agua diarios, un 50% más que en condiciones normales. Simeone subrayó que garantizar el acceso adecuado al agua es indispensable para evitar pérdidas productivas y económicas. «El agua es un alimento más, y su manejo correcto es clave para mantener al ganado en condiciones óptimas», enfatizó.
Nutrición
La nutrición adecuada es uno de los pilares fundamentales para maximizar el rendimiento del ganado, y en este ámbito, las innovaciones juegan un papel crucial. Álvaro Simeone destacó el uso de aditivos nutricionales como una estrategia efectiva para mejorar la transición alimenticia y reducir el impacto del estrés calórico. «En el caso de los terneros recién destetados, que enfrentan el desafío de pasar de una dieta líquida a una sólida, los saborizantes pueden acelerar el consumo inicial del concentrado, lo que minimiza el estrés y mejora el desempeño», explicó.
Otra herramienta relevante son los aceites esenciales, que favorecen la vasodilatación periférica. Este efecto ayuda al ganado a regular mejor su temperatura corporal, disminuyendo el estrés calórico. Además, las levaduras, que estabilizan el sistema digestivo, han mostrado ser beneficiosas en condiciones de alta demanda metabólica, como las provocadas por el calor extremo.
El uso de DDGS (granos secos de destilería con solubles) es otro componente destacado. Este subproducto de la producción de etanol es una alternativa económica y nutricional para complementar dietas basadas en forrajes de menor calidad durante el verano. «En nuestro experimento, el suministro de DDGS permitió que novillos ganaran hasta 1,3 kilos diarios, superando ampliamente el promedio de 400 gramos en sistemas tradicionales. Esto demuestra que una adecuada suplementación puede transformar la productividad de manera significativa», indicó Simeone.
Estas estrategias nutricionales no solo aumentan la ganancia de peso, sino que también optimizan el uso de recursos forrajeros, reduciendo las pérdidas por estrés calórico y mejorando los márgenes económicos para los productores.
Manejo estratégico
El manejo adecuado del ganado durante las horas de mayor calor es esencial para mitigar los efectos negativos del estrés calórico. En este sentido, las prácticas implementadas en la Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC) de Simeone se han mostrado altamente efectivas.
Una de las estrategias clave es el confinamiento del ganado durante el día, especialmente entre las 10:30 y las 17:00 horas, cuando las temperaturas son más altas. «Durante este período, los animales permanecen en áreas con sombra y acceso a agua, evitando que se expongan al calor directo. A pesar de la restricción del pastoreo, los animales aprovechan al máximo el alimento disponible al regresar a pastar por la tarde, cuando la pastura tiene una mayor concentración de carbohidratos solubles», detalló Simeone.
Este manejo permite una mejor utilización de pasturas como el sorgo forrajero, que crece rápidamente durante el verano, pero que requiere de una carga adecuada para evitar que se disparen sus rendimientos sin control. En experimentos realizados en la UPIC, el número de animales por hectárea se mantuvo en 7, lo que permitió un aprovechamiento óptimo de las pasturas sin comprometer la calidad del forraje. «Gracias a este manejo estratégico, logramos un incremento de hasta 300 gramos en la ganancia diaria de peso, lo que representa una mejora significativa en la productividad», explicó Simeone.
El manejo del tiempo de pastoreo no solo optimiza el uso de la pastura, sino que también ayuda a que los animales consuman mayores cantidades de nutrientes sin sufrir los efectos del calor. Esta práctica demuestra que una adecuada organización del tiempo y la disponibilidad de recursos, como sombra y agua, es fundamental para reducir el estrés calórico y mejorar la eficiencia productiva en condiciones climáticas extremas.