
Desde que se habilitó la venta en Uruguay, más de 75 mil personas se registraron para comprar marihuana en las 40 farmacias habilitadas, hay cerca de 15 mil personas que se inscribieron en clubes de membresía y 11.465 que están habilitadas para el cultivo doméstico. Estas tres alternativas también dieron lugar a que exista en el país un mercado distinto después de la regulación, según concluyeron investigadoras de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y de la Universidad de la República (Udelar) en la investigación: “Efectos deseados y no deseados de la regulación del cannabis en Uruguay”. La existencia de este “mercado gris” es uno de los mayores desafíos de la regulación del cannabis en Uruguay, según las autoras del estudio que estuvo encabezado por Rosario Queirolo.
CONTROL DEL ESTADO
Desde que se aprobó la ley en 2013, hubo tres administraciones diferentes. La siguiente a la de José Mujica, encabezada por el frenteamplista Tabaré Vázquez, fue la que comenzó con la implementación de la venta. El tercer gobierno, de Luis Lacalle Pou, llegó con una “orientación ideológica diferente” pero continuó con la implementación de la regulación del cannabis. En el país la regulación está “estrictamente controlada por el Estado”. La ley crea un registro obligatorio para los usuarios que quieren comprar de forma legal, está prohibida la publicidad y los precios de venta son establecidos por el gobierno.
MERCADO GRIS
Otra posible explicación a esta regulación “estrictamente controlada” es que Uruguay fue el primer país en legalizar el cannabis, algo que generó un “considerable escepticismo y preocupaciones dentro de la comunidad internacional y la región”. Las autoras recuerdan que la legalización de la marihuana fue originalmente una respuesta a un problema de seguridad pública, pero interpretan que, en realidad, “se centra en la salud pública” lo que generó pros y contras. Las “rigideces” y los “obstáculos” que se introdujeron en la implementación produjeron efectos “no deseados” como la “aparición y el crecimiento de un mercado gris y la exclusión de los usuarios de los entornos socioeconómicos más bajos (los más vulnerados) del sistema legal”. Este mercado gris se ha desarrollado, según la investigación, por el registro obligatorio que existe, la exclusión de los turistas para poder comprar, la “escasa cobertura” territorial de las farmacias que venden cannabis y los productos o las variedades limitadas que se pueden comprar en las farmacias.
VARIEDADES
Las primeras opciones que salieron al mercado fueron Alfa y Beta, que tiene menos de un 9% de THC y más de un 3% de cannabidiol (CBD), el componente de la marihuana que se utiliza para aliviar el dolor. Luego se incorporó la variante Gamma, que tiene hasta un 15% de THC y menos de un 1% de CBD. Y, por último, se sumó la venta de Épsilon, que tiene hasta un 20% de THC. Los porcentajes de THC que se fueron habilitando muestran que cada vez se ofrece un producto con más efecto psicoactivo y que los usuarios prefieren esas variantes.
PRECIOS
Otra modificación que se hizo en el mercado fue en los precios. Antes todas las opciones tenían el mismo valor, pero el precio se modificó según la demanda. Alfa tiene un precio de 450 pesos, beta, 470 pesos, gamma 520 pesos y la variante épsilon es la más cara y cuesta 570 pesos.