lunes 17 de marzo, 2025
  • 8 am

Problemas en la convivencia

Armando Guglielmone
Por

Armando Guglielmone

49 opiniones
Edicto Matrimonio

Por Armando Guglielmone
Tener varios perros viviendo juntos puede ser algo muy placentero o muy complicado, o ambas cosas, ya que muchas veces lo que parece ser una buena relación entre ellos se rompe de a ratos provocándonos momentos de estrés y preocupación, ya que no entendemos porque si estaban bien, de golpe se pelean. Frecuentemente recibo consultas sobre perros que de repente, según sus propietarios, comienzan a llevarse mal y me preguntan si será porque lo castraron o si son solamente celos. Primero que nada, debemos entender que los perros no presentan celos como los que manifestamos los humanos, nosotros nos manejamos más bien por la sensación de que prefieren a alguien sobre nosotros, cuando en los perros es por un problema de concesión de privilegios. Siendo los cánidos en general animales jerárquicos en los cuales la cadena de mando está asociada a cantidad o calidad de privilegios, quien más rango social tiene, mayores privilegios también tendrá. Esto determina que cuando acariciamos a un perro que considera que al acercarse otro, está reclamando algo que no le corresponda, le pueda gruñir o incluso morder, o viceversa, que cuando se acerque el de mayor rango el de menor rango le deje el lugar. Esto realmente es normal y natural en ellos, entonces, ¿por qué deberíamos preocuparnos? Pues, porque al tener este tipo de comportamientos que muchas veces terminan en heridas graves e incluso la muerte de alguno de ellos, nos dejan en claro que nosotros no somos referentes de conducta en ellos. Nuestros perros deberían tener en claro que el “perro” que más manda somos nosotros, de esta manera podremos solucionar prontamente casi cualquier acción agresiva de estos entre ellos e incluso con personas. El hecho de castrarlo no incide de manera significativa en este tipo de conductas, está más bien asociado a la edad ya que al ir madurando va a ir cambiando su manera de ser, y en el caso de perros ya adultos puede ser algo puntual que encendió la mecha de repente y hasta entonces no se había presentado. Una cosa que he visto mucho en perros adoptados adultos, es que el comportamiento agresivo comienza a manifestarse tiempo después de vivir en su nueva casa. Esto ocurre pues mientras el perro está en su etapa de adaptación al entorno no lo considera como propio, pero, ya al sentirse parte de ese lugar puede empezar a reclamar sus “derechos” frente a los otros, llevando a los consabidos problemas. Desde que el perro entra a nuestra casa, sea cachorro o adulto, debemos dejarle en claro que nosotros decidimos que está bien o no, esto no significa maltratarlo para que nos tome miedo, solamente actuar de manera asertiva. Si se acerca a pedirnos caricias no deberíamos dársela gratuitamente, procuremos que aprenda que las caricias se dan cuando nosotros queremos y no cuando se nos piden, y esto puede ser todas las veces que queramos, el cariño es sin medida, la única diferencia es que esta pequeña actitud nos hará ver como alguien que manda y no como un igual, o peor aún, alguien sumiso. Será por nuestro bien.