
El Ing. Agr. Ítalo Malaquín, coordinador de la regional norte del Instituto Plan Agropecuario (IPA), realizó un análisis de la situación económica de las empresas agropecuarias en el transcurso del presente ejercicio agrícola ganadero 2024-2025, donde variables como el clima, los precios y el valor del dólar, permiten augurar un buen resultado para el sector.
El profesional desglosó los factores claves que están marcando el ejercicio ganadero 2024-2025 en nuestro país, en base a un análisis realizado en varias empresas agropecuarias de la regional, en distintos tipos de suelo y condiciones, datos que son comparados con el año anterior (2023-2024). La mejora entre años se asienta sobre tres pilares fundamentales: la tasa de crecimiento del forraje (dependiente del clima), las dinámicas del mercado y las variables de la economía doméstica.
El clima y el forraje_
El Ing. Malaquín enfatizó en el rol protagónico del crecimiento del forraje, en base a un buen comportamiento del clima. Describió cómo los años 2023-2024 y 2024-2025 han compartido la característica de ser años «Niño», marcados por niveles de precipitaciones inusualmente elevados. Esta condición climática benigna ha redundado en tasas de crecimiento del forraje que igualan o incluso superan las del ya favorable año Niño 2023-2024, y que se distancian significativamente de las registradas durante el año Niña 2022-2023. Cuantificando este incremento, Malaquín precisó que, en términos relativos, se observó un aumento de aproximadamente entre un 25% y un 30% en comparación con el año Niña. Este dato se apoya en el monitoreo satelital forrajero realizado entre junio y enero, complementado por registros de diversas seccionales policiales del departamento de Tacuarembó.
La similitud en las tasas de crecimiento entre los años «Niño» se ha manifestado en distintos tipos de campo, lo que implica que «al menos en las principales localidades y regiones donde ocurrieron estos niveles de precipitaciones, los sistemas ganaderos han mantenido altas tasas de crecimiento de forraje, muy superiores al promedio histórico y, en particular, muy superiores a las del ejercicio agrícola 2022-2023, año Niña». Esta abundancia de pasto ha generado un escenario de disponibilidad «muy similar o incluso algo superior al del ejercicio 2023-2024», consolidándose como la «primera fuerza que facilita un proceso de cambio desde el punto de vista productivo».
El mercado y los precios
En cuanto al mercado, Ítalo Malaquín fue categórico al señalar que «para los ganaderos, la variable explicativa clave es el precio». Al comparar los promedios del período julio-febrero entre ambos ejercicios agrícolas, se destaca un incremento promedio del 12% en el valor de exportación, ascendiendo de US$ 4.000 a US$ 4.500 por tonelada de carne vacuna. Esta tendencia alcista se acentuó a lo largo del período analizado.
El precio del novillo experimentó un notable aumento del 21%, pasando de US$ 3,28 a US$ 3,97 en promedio de julio a febrero. La vaca gorda mostró una valorización aún mayor, con un incremento del 26%, elevándose de US$ 2,98 a US$ 3,74. Es significativo el cambio en la dinámica de precios del novillo, que en el ejercicio 2023-2024 la cual describió como una «forma de ‘U’ en aquellos momentos, «con precios altos al inicio, una caída intermedia y un repunte final». En contraste, en 2024-2025, la evolución ha sido de una «tendencia lineal creciente, desde la primera semana de julio hasta la última de febrero», moviéndose en un rango de US$ 3,75 a US$ 4,35, con perspectivas de alcanzar US$ 4,50 durante marzo.
Esta tendencia alcista y constante también se observó en los precios del cordero (de US$ 3,70 a US$ 4,30) y la oveja (de US$ 2,90 a US$ 3,50), con una valorización del 39% para la oveja. Malaquín resumió que estas dinámicas de mercado, impulsadas por el aumento en el ingreso promedio de exportación, constituyen la «segunda gran fuerza que ha facilitado el proceso de cambio en la producción ganadera».
A pesar de la percepción de algunos productores sobre una posible falta de «bocas» debido a la abundancia de pasto, los datos a nivel nacional indican que el volumen de faena se mantuvo «muy similar al del período anterior», descartando una gran diferencia en la oferta como factor principal del aumento de precios. No obstante, Malaquín reconoció que muchos ganaderos expresaron el deseo de haber tenido «más carga al inicio del ejercicio agrícola, el 1 de julio de 2024, para capitalizar aún más este escenario de precios favorables».
La dependencia del sector ganadero uruguayo de las exportaciones, que representan más del 80% del destino de la producción, establece una «relación muy directa entre el ingreso medio de exportación y los precios que reciben los ganaderos, más que con la oferta interna».
Malaquín, con 30 años de experiencia en el sector, afirmó que «pocas veces he visto un escenario con tanta disponibilidad de pasto a nivel de localidades y regiones», siendo un comentario recurrente entre los productores el lamento por no haber contado con más ganado tras la sequía del 2022-2023 para aprovechar plenamente este contexto favorable.
Economía doméstica y el dólar
El tercer componente del análisis se centró en el nivel económico interno. Tras un período comprendido entre 2020-2021 y el cierre de 2023-2024 caracterizado por un «fuerte encarecimiento en dólares de los principales componentes de costo en moneda nacional», lo que redujo el poder de compra del ganadero en más de un 30%, el ejercicio 2024-2025 marcó un punto de inflexión. Se produjo una «leve recuperación del poder de compra del dólar de aproximadamente un 3%».
Este cambio se explica porque «la variación del tipo de cambio superó la variación de la inflación». Concretamente, el valor del dólar entre julio y febrero de 2024-2025 fue de 40,8 pesos, frente a los 37,63 pesos del mismo período anterior, lo que representa una variación del 8,42%, mientras que la inflación en ese lapso fue del 5,26%. Esto implica que «los costos en moneda nacional se mantendrán estables en términos de dólares, tanto en insumos como en la canasta básica familiar», siempre que se mantengan las mismas unidades físicas de gasto. Sin embargo, Malaquín enfatizó que «la variable económica de mayor impacto no es esta, sino el efecto precio o una combinación de factores».
En el sector ovino, Malaquín señaló que «las lanas no han registrado grandes variaciones, salvo leves reducciones en lanas más gruesas». Subrayó la importancia de que los ganaderos realicen un análisis del valor total de su ganado, lo que arrojaría resultados interesantes, aunque las decisiones empresariales deben equilibrar el corto, mediano y largo plazo.
Finalmente, en cuanto a la coyuntura internacional, Malaquín advirtió sobre la creciente participación de Estados Unidos en las exportaciones de carne uruguaya, representando entre un 33% y 40% del volumen y la facturación total, desplazando a China en términos de peso relativo. Esta nueva dinámica introduce «incertidumbre de cara al futuro, especialmente en temas como posibles aranceles impuestos por Estados Unidos».
En conclusión, el Ing. Agr. Ítalo Malaquín delinea un panorama predominantemente favorable para la ganadería uruguaya en el ejercicio 2024-2025, impulsado por una conjunción virtuosa de condiciones climáticas excepcionales y un mercado con precios en sostenido ascenso.