Armando Guglielmone Instructor canino –
Educador etólogo Contacto: 098 539 682
Para cualquiera que sea mínimamente observador será fácil apreciar la cantidad de casas que tienen un perro al frente, normalmente será por una cuestión de aprovechar el espacio disponible para que este disfrute, pero también por una cuestión de aviso o disuasión. Aviso mediante el ladrido para los de casa y disuasión, si el perro lo permite, para quienes pasen por el frente de estas.
La mayoría de estos se enfocan más en ladrar a otros perros que pasen frente a la casa que a las personas, excepto en los perros correctamente enfocados que ladran amenazando a sujetos que lleguen cerca, sin dejarse seducir por intenciones de amistad de desconocidos. La mayoría de las personas cuando ven un perro así tratan de permanecer neutrales, ya que saben que si no se les provoca quedará en eso, en un límite de comportamiento de advertencia por parte del perro que mientras sea respetado no debería pasar a mayores.
Ahora bien, están los que lamentablemente no se comportan de esta manera pasiva frente a los perros, gustan de pasar provocándolos con gestos o gritos ya que asumen que el perro no saldrá. Y estos son los que presentan un mayor problema ya que sin saberlo están condicionando a los perros a reaccionar de manera agresiva con sujetos específicos, sea porque pasan cotidianamente reciclando el comportamiento del perro o porque se ven y comportan de una manera singular, son los que por qué la gente siempre comenta: “Como los perros los conocen, ¿no?”.
Donde vivo tengo al lado una empresa que por las características de su trabajo no tienen día ni hora para llegar y salir, los perros ladran como advertencia cada vez que están, pero estas personas se comportan de manera pasiva, correcta, como debe ser, que incluso cuando estoy los hago entrar a la casa para que dejen de perturbar a estos con su ladrido. Pero cerca, muy cerca, también hay una casa donde viven y se juntan niños a jugar, en la calle, y los perros ladran agresivamente en el portón cuando estos corren y gritan, excitándolos con este comportamiento.
Aquí también, toca llamar a los perros para evitar que les tomen ojeriza y ante un descuido que uno trata de evitar lleguen un día a morder a uno de estos, con el consabido problemón que tendría, ya que los perros deberían haber salido para que esto ocurriera. Pero, siempre hay un pero, hace un par de días se escuchaban golpes en la casa, como que fueran piedras, pero no eran. Eran bombitas de agua que estos niños lanzaban a donde estaban los perros y que los ponían furiosos, no sabían que había gente en la casa, quién salió y los retó haciendo que estos corriesen a esconderse dentro de la de ellos.
Y acá está un grave problema en ciernes, los niños son niños, es verdad, pero se comportan como se les ha enseñado, o no, pero si un día, en un descuido, uno de los perros los mordiese pues sin saberlo, lo han estado condicionando tal cual se hace con un perro de guardia y protección, el culpable seguro, será el perro.
Y como a mí les pasa a muchos, lo veo andando el día en la calle, tocará poner cámaras para tener por lo menos pruebas de que fue previamente provocado este comportamiento, tal vez sirva de algo, ya que en este mundo de redes sociales en un instante te puedes transformar en alguien culpable, sin serlo.
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