viernes 30 de mayo, 2025
  • 8 am

Infidelidad ¿es el fin?

Alexandra Ledesma
Por

Alexandra Ledesma

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Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Sexual
Seguro este es un concepto que todos mínimamente “tocamos de oído”, ya que implica muchas veces un antes y un después en las relaciones de pareja. Cuando decidimos de forma consciente dar inicio a una relación, es fundamental establecer acuerdos, y dentro de estos, la exclusividad puede estar dentro de ellos.
La ruptura de este acuerdo puede darse de diversas formas, dependiendo de cual haya sido el mismo.
Si el engaño es físico, emocional, virtual, etc, depende de los limites de haya dispuesto esta pareja.
En algunos casos el encuentro sexual es el límite, y para otros el hecho de intercambiar reacciones en redes sociales ya se trata de una traición.
¿Que nos lleva a ser infieles?, las razones pueden ser muchas, pero principalmente es la falta de comunicación la desencadenante, de allí parte la desconexión con el otro, el interpretar sin preguntar, las suposiciones no fundamentadas, el juzgar sin escuchar, el anteponer mis necesidades sin dar lugar a las necesidades de ambos, y es en esa desconexión que perdemos el hilo conductor de la relación.
Sucede también en la actualidad con el uso constante de las redes sociales, la incesante búsqueda de validación en los demás, que puede ser visto como una conducta errática o que directamente lleve a cruzar ciertos límites preestablecidos en la relación.
Como ya lo comentaba en otra de mis columnas, una comunicación asertiva es crucial en los vínculos, y si esto tiembla, puede ser un efecto domino, al no hablar de aquello que nos afecta en la relación, podemos estar dejando entreabierta a una crisis que puede o no sobrellevarse.
Puede que estemos atravesando falta de deseo sexual, estrés, inseguridades, diversas crisis personales, o que esto le esté sucediendo al otro y es allí donde debe primar la escucha y el entendimiento, y de esta forma cumplir con los acuerdos.
El romper el acuerdo de exclusividad puede traer aparejados muchos impactos emocionales, es por ello que debemos ser conscientes de no cruzar estos límites, el dolor, la pérdida de confianza, tristeza, rabia, ansiedad y pérdida de valor en uno mismo, son tan solo algunos de estos impactos.
De todas formas, no todo está perdido luego de una infidelidad, por más dolorosa que esta sea, si se asume la responsabilidad de forma consciente, puede ser un momento de quiebre en la relación que genere nuevos acuerdos, ver aquello que antes no se pudo ver, trabajar viejas heridas, y recomenzar.
Si el objetivo es reconstruirnos como pareja, trabajar en recuperar la confianza es fundamental, reconectar desde la validación del dolor, y estableciendo límites claros para que no vuelva a suceder, recuperar la identidad de la pareja desde la madurez emocional, y si es necesario buscar acompañamiento terapéutico.
La infidelidad no tiene porque ser un punto final en la relación si la misma tiene bases solidas, todo depende si aún existen objetivos comunes por los que continuar, sin aferrarse al reproche o en el otro caso a la culpa. Resignificar lo que somos es el camino para no perderse en el intento, alimentando siempre la comunicación consciente y asertiva.