domingo 15 de junio, 2025
  • 8 am

Antes como ahora y como siempre

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
La condición humana intercala una serie de sentimientos y actitudes que se entremezclan y generan la cotidianidad de cualquier sociedad del mundo que se mueve entre el altruismo y la mezquindad y entremedio se revuelven infinidad de conductas que en su promedio termina por definir a cada sociedad que se van mimetizando cada vez más con el resto del mundo desde que las barreras de la comunicación borraron todas las fronteras las comunidades copian desde lo loable a lo más irreverente.
Siempre, los más optimistas intelectuales han soñado con una sociedad nueva de conductas racionales, solidaria, justa, humanista, empática, sin embargo la historia conocida ha demostrado que la sociedad perfecta no existe y en cada persona se intercalan sentimientos contrapuestos que luchan en la cabeza de cualquiera, movidos por la naturaleza de cada uno, por el entorno, por el temor, por la miseria, por el hambre, por la incertidumbre, por la angustia existencial, por lo valores altruistas o la mezquindad y de esa mezcla emergen la actitudes que se repiten tal cual, en cualquier sociedad y en cualquier momento de la historia.
Por más que los pensadores, filósofos, intelectuales han analizado la conducta humana y han teorizado acerca de los caminos hacia una convivencia civilizada, el promedio de las conductas y actitudes no ha cambiado y seguimos con las mismas reflexiones que hace miles de años.
Sócrates que nació hace 2500 años decía, “La juventud de hoy ama el lujo,es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto.
Platón que nació hace 2450 años se quejaba de lo mismo “la juventud de hoy es maleducada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores y chismea mientras debería trabajar y Aristóteles que nació hace 2400 años, coincidía, diciendo, Los jóvenes de hoy no tienen control y están siempre de mal humor. Han perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es la educación y carecen de toda moral.
Esas conclusiones las seguimos escuchando cada día con el mismo tono, pero ahora .es peor que en aquella época de lo griegos, donde existía graves conflictos armados con los recursos de la época y miles morían en batallas sin sentido, hoy la tecnología ha creado máquinas de guerra apocalípticas en manos de los personajes nefastos que ordenan bombardear sin importar que está allí abajo.
Parecería como si la conducta humana responde a un software programado por un informático perverso, tal como si fuéramos los humanos, personajes de un video juego con el que se divierte desde una consola y disfruta como generamos conflictos de toda naturaleza de donde los escritores, el cine, el teatro y teleteatros copian sus argumentos que terminan por mostrarnos tal como somos de estúpidos cuando no nos sentamos a reflexionar sobre la irracionalidad de cada una de nuestras conductas.
Más de 2000 años después, en 1934, ya hace 91 años, Enrique Santos Discépolo escribió una letra con música de tango llamado “Cambalache” que retrata en mundo en que vivimos con poesía esclarecedora, válida para cualquier momento, y que demuestra que la conducta social tanto, “en el 510 y en el 2000 también”, “todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor”.
En mi próxima columna me ocuparé de la letra de este tango.