
Por Adrián Canosa
La Dirección Nacional de Cambio Climático -que depende del Ministerio de Ambiente- fue la entidad responsable de generar el proyecto binacional de adaptación en la zona costera del río Uruguay. Este proyecto consiguió aproximadamente 14 millones de dólares del Fondo de Adaptación, un fondo internacional destinado a este tipo de iniciativas. En la jornada de ayer se presentaron algunos resultados preliminares de este esfuerzo, que se llevó adelante entre Uruguay y Argentina. En ese sentido estuvo en Salto, la directora del área ministerial correspondiente, María Fernanda Souza quien dialogó con CAMBIO respecto a la iniciativa.
-¿Cuáles son los lineamientos que consolidan la base conceptual de este tipo de eventos?
-La idea es, ante todo, promover un intercambio de experiencias. Este fondo es binacional y se creó tanto del lado argentino como del uruguayo. Trabajó un equipo del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) con los distintos gobiernos locales de ambos países. En el caso del río Uruguay y sus departamentos costeros, esto implica hablar sobre todo de inundaciones y buscar soluciones desde el territorio, con los actores locales.
-¿Qué problemáticas tienen en común ambos lados del río?
-Principalmente, la recuperación de ecosistemas, como mencioné, enfrentando situaciones similares ante las inundaciones y sus impactos en la vida de las comunidades que viven en la ribera del río Uruguay. Los problemas que surgen para las familias y hogares ubicados cerca del río, muchas veces dependientes de actividades vinculadas a él, son comunes. En estas experiencias compartidas es donde más similitudes hemos encontrado, tanto en problemáticas como en los diálogos y las soluciones propuestas.
-¿Cuál es el camino que debemos recorrer?, ¿Qué pasos debemos seguir o hacia dónde debemos avanzar en este asunto?
-En términos de adaptación al cambio climático, el camino implica el trabajo directo con las comunidades: con las escuelas, con las personas de los barrios, con quienes habitan estos territorios propensos a inundaciones. Es fundamental que comprendan los riesgos de vivir allí, tanto para la infraestructura como para su salud, su vida y su desarrollo. También es importante resignificar los espacios inundables, que muchas veces han sido convertidos en parques o espacios de encuentro, para que no vuelvan a ser ocupados poniendo en riesgo a las personas, quienes en ocasiones no tienen otras alternativas habitacionales.
-¿Se puede decir que dentro de la Dirección Nacional de Cambio Climático hay mucho de planificación demográfica?
-Existe un diálogo muy fuerte con el ordenamiento territorial. Trabajamos intensamente en incorporar criterios de cambio climático en la planificación, junto con la Dirección Nacional de Aguas y las intendencias. El objetivo es mapear las zonas inundables y proyectar el crecimiento tanto de las ciudades como de las comunidades ribereñas, teniendo en cuenta la mayor frecuencia de inundaciones.