
Este miércoles se realizó un seminario técnico en el Palacio Legislativo, donde el Instituto Plan Agropecuario y diversas instituciones del agro presentaron los fundamentos y objetivos del programa PROCRÍA. El Ing. Agr. Santiago Scarlatto, presidente del Instituto, destacó que el proyecto no busca imponer recetas, sino construir mejoras sobre experiencias reales, adaptadas a la realidad de cada productor y su sistema.
«Esto no sale de la Luna», remarcó Scarlatto, en referencia al proceso que dio origen a PROCRÍA. Según explicó, el seminario tuvo como propósito central mostrar los antecedentes concretos de trabajo de instituciones que han promovido mejoras en la cría ganadera, como el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), la Facultad de Agronomía, el INIA, la Comisión Nacional de Fomento Rural y el propio Plan Agropecuario.
«La idea fue poner sobre la mesa experiencias reales, de menor escala, pero con resultados concretos, que hoy justifican la propuesta del PROCRÍA y su forma de trabajo», sostuvo el profesional, quien enfatizó que la construcción del programa se apoya en aprendizajes acumulados por distintas instituciones con fuerte presencia territorial.
Un enfoque sistémico de los predios
Uno de los mensajes más insistentes durante el seminario fue la necesidad de abordar los predios como sistemas integrados. «Si hay vacas y ovejas, hay que prestarle atención a las dos», dijo Scarlatto. El objetivo, explicó, es mejorar la eficiencia reproductiva en general, sin fragmentar la visión del predio.
El enfoque de sistema implica también considerar no sólo los índices biológicos, como la preñez, sino los resultados económicos y financieros del predio. Según el presidente del Plan Agropecuario, muchas decisiones productivas están condicionadas por la necesidad de generar ingresos regulares, más allá de la eficiencia técnica.
«Hay sistemas que hoy funcionan financieramente gracias a la venta de vacas falladas. Si se mejora la preñez, habrá más carne y más terneros, pero hay que planificar cómo cubrir esos huecos financieros que hoy se llenan con la vaca de invernada», explicó. Para ello, el programa ofrece un apoyo técnico integral, que incluye planificación financiera, porque, como indicó, «si vamos a proponer medidas que compliquen la economía del productor, no tendría sentido».
Condiciones para el PROCRÍA
El programa está abierto a productores que posean entre 100 y 1.250 hectáreas con sistemas de cría o ciclo completo. Un aspecto clave es que no se excluye a productores con altos índices reproductivos. Aunque el foco del Ministerio de Ganadería ha estado puesto en los predios con 65% a 75% de preñez, aquellos que ya superan el 90% también son bienvenidos.
«No vamos a filtrar por índices actuales. Siempre hay margen de mejora», aseguró Scarlatto. En esos casos, el trabajo puede enfocarse en otras áreas, como mejorar pesos al destete, seleccionar vacas de refugo o incluso integrar más animales sin perder eficiencia. Además, productores con buenos resultados pueden ser referentes clave dentro del trabajo grupal, ayudando a elevar el desempeño del conjunto.
No hay recetas únicas
Lejos de proponer saltos bruscos en la preñez o transformaciones radicales, PROCRÍA apuesta por una mejora gradual y adaptada a cada realidad productiva. Scarlatto fue enfático al respecto: «No se trata de pasar de 75 a 90% de un año para otro, sino de ir construyendo un sistema más equilibrado, que permita producir más carne y más terneros, pero también mantener las finanzas sanas».
La planificación es clave. Desde el momento del entore hasta la venta de animales, cada decisión debe pensarse en función de las condiciones forrajeras, los ciclos biológicos y las necesidades financieras del predio.
Consultado sobre prácticas como el doble entore, tomadas del sector lechero, Scarlatto fue cauto. Reconoció que pueden generar buenos resultados productivos en algunos casos, pero advirtió que en sistemas de base forrajera dominada por campo natural, como la ganadería de cría en Uruguay, se pueden provocar desbalances forrajeros.
«A la larga, esos sistemas terminan bajando la carga total y entoran menos vacas. Económicamente no siempre es la mejor opción», explicó. Por eso, PROCRÍA recomienda concentrar los entores en primavera-verano, sincronizando el momento de mayor demanda de pasto con la mayor disponibilidad forrajera.
Plazos
La convocatoria está abierta hasta el 17 de agosto tanto para productores como para técnicos extensionistas que deseen sumarse al programa. En esta primera etapa, el cupo máximo será de 1.000 productores a nivel nacional.
En caso de superarse ese cupo, se aplicarán criterios de priorización territorial, con foco en los departamentos del norte, centro-este y este del país. «Salto, Artigas y Paysandú son zonas claramente priorizadas», afirmó Scarlatto.
El criterio no será restrictivo, sino orientador. La intención es alcanzar la mayor diversidad de situaciones posibles, en predios reales, donde el acompañamiento técnico pueda generar impactos medibles y sostenibles.