martes 29 de julio, 2025
  • 8 am

Consejos para no errarle, tanto

Armando Guglielmone
Por

Armando Guglielmone

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Por Armando
Guglielmone.
Tener un perro es una decisión que no se debería tomar a la ligera, muchas veces nos dejamos llevar por las emociones sin sopesar los pros y contras de esta decisión. Obviamente, los cachorros en general son muy lindos, nos conquistan por su aspecto, tamaño y ternura, el asunto es que estos no van a ser siempre cachorros, la mayor parte de su vida serán adultos y muchas veces no son lo que nos esperábamos.
No importa si son de raza o mestizos, tendrán comportamientos bastante similares, especialmente en su etapa de cachorro, esto se puede traducir en destrozos o comportamientos que nos saquen muchas veces de las casillas. Cuando elijamos el cachorro tenemos que pensar primero en cómo queremos que sea nuestro perro adulto, si queremos un perro para una función específica tendremos que ver razas determinadas, si queremos un perro para compañía solamente deberemos apuntar a el carácter de este.
Ahora bien, el problema es que a veces queremos un perro, pero también queremos un jardín, o unos muebles o cualquier cosa material que nos guste, y no queremos que el perro se entretenga con estas. Acá es donde se pone más complejo el asunto ya que los perros varían en comportamiento en función del carácter heredado, en perros de raza o cruzas de estas debemos dejar en parte de lado la estética y enfocarnos en comportamiento. Hay razas que son más indicadas para un tipo de personas, en los perros mestizos ya es más difícil pues el carácter dependerá de lo heredado y como normalmente no sabemos de dónde viene apuntaremos a ver cómo se comporta ese cachorro en particular, cuanto más tranquilo mejor será, ya que el más vivaracho en los momentos de soledad buscará en que entretenerse y esto puede no ser lo que queramos.
Con los de razas es relativamente más fácil, ya que la selección hace posible determinar el posible comportamiento de estos. Si vivimos en un lugar que no hay cosas que nos importen mucho al alcance del perro, casi cualquiera vendría bien. Acá lo que más importará será el ritmo de vida de esa casa, si entran y salen muchas personas y no nos interesa la protección evitemos razas con acusado instinto de guardia. Si tenemos un jardín bonito, o cosas materiales que no queremos que caigan en la boca del cachorro, lo mejor será elegir razas molosoides, es decir, perros como filas, mastines, etc., no son muy operantes y tampoco hiperactivos. Si elegimos un perro ovejero o de protección, como pueden ser dobermann o pastor alemán, tendremos perros muy inteligentes y adiestrables, pero si están ociosos buscaran con que entretenerse, puede ser una rama, o también el asiento de una moto.
Sería conveniente acondicionar un lugar seguro para que estén cuando no estemos para así evitar disgustos, y si tenemos un perro de caza tipo braco o pointer debemos saber que son muy activos y con energía desbordante, y si tenemos cosas que nos importan mucho, le erramos de raza. Si tenemos la posibilidad hagamos un canil o tengamos una jaula de esas que vienen para interiores, mantendrán al cachorro contenido y seguro cuando esté solo y no caeremos en el error de castigar al perro por algo que no comprende el por qué. La manera correcta de pensar las cosas es entender cómo piensa un perro y no pretender que el perro piense como un humano.