
Por Andrés Torterola.-
Al ser consultado sobre versiones que afirman que Uruguay exporta sangre, el Dr. Jorge Curbelo aclaró que se trata de rumores infundados que reaparecen constantemente, impulsados por personas que buscan desacreditar el trabajo del Hemocentro.
Explicó que el Hemocentro es un ente público que depende de ASSE, al igual que un hospital, y está sujeto a todas las normativas y leyes establecidas por ASSE y el Ministerio de Salud Pública.
Fue enfático al señalar que en Uruguay no se vende sangre, ya que por ley está prohibido pagar a los donantes, a diferencia de lo que ocurre en otros países.
Lo que sí existe, desde hace más de 30 años y mucho antes de la creación del Hemocentro, es un acuerdo entre todos los servicios de hemoterapia del país —tanto públicos como privados— y la Universidad de Córdoba (Argentina), donde funciona una planta de fraccionamiento especializada en la elaboración de hemoderivados.
PRECIOS MUY ALTOS
El médico explicó que el plasma excedente que no se utiliza para transfusiones se envía a dicha planta para ser procesado. De este modo, se obtienen productos esenciales como albúmina, gamaglobulina y factores de coagulación, que luego regresan al país para ser utilizados en el tratamiento de diversos pacientes.
El médico subrayó que este circuito es posible gracias a la solidaridad de los donantes de sangre, y remarcó que se trata de un procedimiento completamente regulado, transparente y con fines exclusivamente sanitarios.
Explicó además que los hemoderivados —como la albúmina, gamaglobulina y los factores VIII y IX— tienen un costo muy elevado en el mercado. “Cualquier ciudadano puede consultar en un laboratorio cuánto cuesta un frasco de albúmina o un gramo de gamaglobulina; los valores son altísimos”, señaló.
DE PAÍS A PAÍS
En este sentido, destacó que el acuerdo vigente entre el Ministerio de Salud Pública de Uruguay y la Planta de Fraccionamiento de Córdoba representa un ahorro enorme para el sistema de salud nacional, ya que permite contar con estos medicamentos sin que ASSE deba comprarlos en el mercado internacional.
Curbelo aclaró que no se trata de un acuerdo exclusivo del Hemocentro, sino de un convenio nacional, mediante el cual el país —a través de todos los servicios de hemoterapia, públicos y privados— envía el plasma excedente para su procesamiento.
Advirtió que, de no existir este acuerdo, ocurriría lo mismo que sucede en países como Paraguay, México y Colombia, donde el plasma debe ser descartado una vez que vence su período de conservación, que es de doce meses. Los países que mantienen convenios de fraccionamiento —como Uruguay, Chile, Argentina- pueden aprovechar ese plasma para la obtención de hemoderivados.
Brasil y Venezuela, tiene su propia planta de fraccionamiento. Curbelo enfatizó que estos convenios son de Estado a Estado, firmados a través de los Ministerios de Salud, y no involucran acuerdos particulares entre servicios de salud individuales.