miércoles 30 de julio, 2025
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Médicos del interior: Vocación y compromiso en los rincones del país

Colegio Médico del Uruguay
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Colegio Médico del Uruguay

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Dr. Gonzalo Deleón Lagurara.
Colegio Médico del Uruguay
Consejo Regional Norte
Cuando pensamos en la medicina, solemos imaginar consultorios modernos, grandes hospitales, laboratorios y tecnología. Sin embargo, en muchos rincones del Uruguay profundo, el ejercicio médico se da en contextos muy distintos, donde la vocación, la entrega y el vínculo humano siguen siendo la base de una medicina que se ejerce con profunda dignidad.
Los médicos del interior del país —en pueblos, ciudades pequeñas y parajes rurales— enfrentan desafíos únicos: escasez de recursos, lejanía de centros de referencia, múltiples funciones simultáneas, falta de reemplazos, y a menudo, una soledad profesional que requiere no solo conocimientos técnicos, sino una fuerte convicción ética y compromiso con la comunidad.
Muchos de ellos son clínicos generales, otros cirujanos, pediatras, ginecólogos o anestesistas que deben cubrir guardias, consultas, urgencias, derivaciones y, en muchos casos, actuar como gestores de salud en sus localidades. Son médicos que atienden nacimientos, accidentes, controles crónicos y crisis familiares, todo en un mismo día. En algunos casos, son los únicos profesionales en decenas de kilómetros a la redonda.
Pese a estas condiciones, en cada comunidad hay historias de médicos que han hecho historia. Profesionales que conocen a sus pacientes por el nombre, que han visto crecer generaciones enteras y que son parte del entramado social. En sus pueblos, el médico no es solo un prestador: es vecino, confidente, apoyo emocional y referencia moral.
Desde el Colegio Médico del Uruguay, queremos visibilizar y reconocer esa realidad. Porque mientras en Montevideo se debaten reformas y estrategias de salud pública, en el interior, hay médicos que hacen guardia 24/7 con la misma entrega con la que eligieron esta profesión.
Esta vocación, sin embargo, necesita acompañamiento institucional. Las condiciones de ejercicio deben ser dignas. La carga horaria y la disponibilidad permanente no pueden naturalizarse. La capacitación continua, la conectividad para interconsultas, el acceso a recursos diagnósticos y la posibilidad de descanso y suplencias deben formar parte de una política nacional que respete a quienes sostienen el sistema de salud en el territorio.
También debemos garantizar que los médicos jóvenes que eligen radicarse en el interior no vean esto como un sacrificio, sino como una oportunidad de ejercer una medicina profundamente humana, resolutiva y cercana. Para eso, se necesitan incentivos reales, apoyo profesional y reconocimiento social.
Porque no hay salud sin médicos, y no hay médicos sin condiciones. Y porque la medicina del interior no es menor, sino esencial.
Desde el Colegio Médico del Uruguay, reafirmamos nuestro compromiso con una salud equitativa, con profesionales respetados y con comunidades atendidas con la misma calidad, estén donde estén. Y en ese camino, seguiremos acompañando a quienes, en cada rincón del país, siguen creyendo que ser médico es una forma de estar con y para los demás.
Hoy más que nunca, debemos defender una medicina que no deje a nadie atrás. Una medicina con rostro humano, que no solo cure, sino que escuche, que no solo actúe, sino que acompañe. El interior del país necesita médicos, pero también necesita Estado, políticas públicas sostenidas, y ciudadanía activa que valore ese vínculo profundo entre médico y comunidad.
Esa es la medicina que dignifica. Y es la que el Colegio Médico del Uruguay se compromete a defender.