Por Gerardo Ponce
De León
No creo que en todo el Uruguay ningún habitante y perteneciente a este gran país, no pida otra cosa, al gobierno actual, que transparencia; que no es otra cosa que sean honrados. Recuerdo cuando asumió el Dr. Tabaré Vázquez, por segunda vez, cuando en la plaza Independencia, nos dijo: “Que nadie iba a meter la mano en la lata” y todos quedamos contentos; no soy quien para juzgar a nadie, pero esperemos que terminen las auditorías para ver si se cumplió con la promesa del Dr. Vázquez.
Hay mucha gente y oportunidades, dentro de o alrededor de un gobierno más de una vez se debe de tratar de conseguir un provecho, repartiendo “migajas” del mismo, por parte de grandes e inescrupulosas empresas, ya que ganan lo que creo que los que estamos afuera del ruido, ni nos imaginamos. Y el hombre es un ser de carne y hueso, con ambiciones y necesidades, para algunos es dar ese paso que siempre se soñó, y que está al alcance de la mano que sucede: “vendemos el rico patrimonio al vil precio de la necesidad”. Nuestra honradez queda en el olvido.
Transparencia que es sinónimo de honradez. Sé que tiene su precio, pero sé también, que se pone la cabeza en la almohada y se duerme como un angelito. Va a depender de cada uno el tener la conciencia tranquila. En un gobierno va a depender del equipo que sea capaz de formar el Presidente y a este no le tiene que temblar el pulso, frente a la confirmación de la falta de transparencia o honradez, confirmada, “cortar la mano, si la metió en la lata”.
Acá entra otro factor que es confianza. Pero al formar su equipo, se tiene que basar, dicha elección, en el conocimiento de la persona que se elige. Claro que los altos mandos son los elegidos, y los que lo siguen están o estaban desde tiempo en ese trabajo. Pero siempre la decisión pasa por la cabeza del grupo o por la omisión del deber del que tiene que controlar.
Esto, más las decisiones que se tienen que tomar, deben de hacer un gran desgaste en las cabezas visibles. Como ejemplo, recuerdo cuando el Sr. Obama, asumió como Presidente de los Estados Unidos, tenía en su cabeza, pelos negros, cuando terminó su mandato, era, para entendernos mejor, overo; hoy día son más las canas que los pelos oscuros. Nuestro Presidente, usa el pelo tirando más a largo que corto, lo tiene lacio, permitiendo que el viento le mueva constantemente el mismo, y ¿será que termina con la cantidad de pelo que tiene o estos factores les “robarán” más de uno? Para colmo se le agrega la pandemia que nos llego para hacer que el gobierno deje de tomar medidas programadas y tener que rever su camino, pensando en TODOS los uruguayos.
Dentro de mi modesto entender, el equipo está demostrando confianza, transparencia y honradez. Esto nos tiene que llevar a dar nuestro apoyo, ayuda y tranquilidad, que para salir adelante, tenemos que estar TODOS juntos; no importa si es de mi agrado o no, si tiene los colores de mi partido o si llama Juan o Pedro. Son muchos los factores que entraron a jugar un partido muy importante, con gran prioridad: la necesidad. Tenemos que ponernos en el lugar del que no tiene trabajo, del adulto mayor, del que tiene hambre, del que antes podía y hoy no. Está en manos del equipo que nos gobierna, que nos marca el paso por donde debemos transitar, de conducir el carro y que los zapallos se acomoden lo más pronto posible.
El no contestar agravios, el llevar la riendas firmes, sin dudar (aunque sea públicamente) da un grado muy importante de tranquilidad, confianza y transparencia. TODOS tenemos que apoyar al gobierno de turno, nos guste o no.
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