Por Leonardo Vinci.
La «industria sin chimeneas» viene sufriendo las consecuencias del coronavirus en Uruguay y en el mundo.
El avance de la pandemia ha dejado en lo social y económico, inversiones sin retorno y a miles de personas desempleadas.
Sin duda alguna, el sector enfrenta en estos días un panorama desalentador.
Ante la posible reapertura de algunos establecimientos, no se puede negar el temor existente en nuestra sociedad debido a la hipotética visita, al corto plazo, de turistas del extranjero.
Lo más aconsejable parece ser, el reinicio de las actividades comerciales poniendo especial énfasis en el turismo interno.
En el interior del país, la modalidad que puede resultar más atractiva y económica para los viajeros es la del Turismo Rural.
En el artículo «Una propuesta para el desarrollo en los municipios de Zacatecas, México: las rutas agro-culturales» de María Eugenia González-Ávila se plantea que «El término turismo rural, considera primordialmente la cultura local como un componente clave del producto ofrecido. Un rasgo distintivo de los productos de este tipo de turismo, es el deseo de ofrecer a los visitantes un contacto personalizado al turista, donde se les brinde la oportunidad de disfrutar el entorno físico y humano de las zonas rurales, así como la participación en actividades, tradiciones y estilos de vida de la población, es decir, donde la cultura esté implícita.»
Según se explica en el documento presentado por la SECTUR México: «Una nueva forma de hacer turismo», la modalidad Rural es el segmento que ofrece al turista la gran oportunidad de experimentar el encuentro con las diferentes formas de vivir de las comunidades que cohabitan en un ambiente rural y además lo sensibiliza sobre el respeto y valor de su identidad cultural.»
En el interior del Uruguay, el turismo rural será seguramente uno de los que pronto despertará interés en los montevideanos debido a varias causas. Una de ellas es la necesidad de los habitantes de la capital de alejarse de su ritmo frenético y estresante de vida cuando puedan disfrutar de unas vacaciones. «Y es que necesitan paz, relajación y un descanso absoluto de lo que es el tráfico, el ruido y la contaminación», tal como lo afirma un interesante artículo publicado en la red.
Tal vez otra de las razones más relevantes que puedan incidir en el renacer del turismo rural – luego de la crisis que está afectando a todo el mundo – sea que sus precios no resulten tan elevados como los que puede tener otra clase de turismo, ya que se puede disfrutar en familia de unos días de descanso con muy poco dinero.
Para que esta primera etapa resulte exitosa, las estancias remodeladas para estar en condiciones de recibir a los turistas deben atender muy especialmente la higiene y garantizar la comodidad de los visitantes, siendo conveniente que los establecimientos sean dirigidos y/o atendidos por los mismos propietarios de los campos o las estancias.
Ojalá que pronto, el turismo vuelva a ser motor de la economía, generando empleos y trayendo prosperidad.
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