Por Leonardo Vinci.
A principios de año, el entonces Presidente electo, Luis Lacalle Pou dijo en Maldonado que Uruguay tenía «una divina oportunidad» para radicar familias extranjeras. «Uruguay siempre ha sido un país de brazos abiertos… donde se respeta la inversión, donde es bueno traer a vivir a la familia y donde hay certezas jurídicas».
En ese sentido, hace pocos días firmó un decreto modificando los requisitos para obtener la residencia fiscal a raíz del patrimonio que se tenga en Uruguay.
El decreto establece que desde el 1 de julio el monto del patrimonio necesario que se debe tener en el país para obtener la residencia fiscal bajará considerablemente.
Las personas físicas que permanezcan al menos 60 días en el año en Uruguay podrán obtener la residencia si son propietarios de un inmueble de unos 370.000 dólares.
Los extranjeros que posean empresas en nuestro país y generen a partir de julio al menos 15 puestos de trabajo directos en relación de dependencia también verán reducidos los requisitos para obtener dicha residencia.
Este decreto va en línea con «la promoción de inversiones impulsada por el Poder Ejecutivo» para «la generación de empleo y mejora del bienestar general».
El decreto señala que «se impulsa una política de estímulo a la inversión» para «que puedan instalarse en Uruguay todos los extranjeros que deseen elegir al país como destino de sus proyectos personales y económicos”.
Las consultas de los argentinos sobre este tema se intensificaron notoriamente en los últimos días.
El Cr. José Luis Sosa, integrante del equipo contable de Galante & Martins, ha dicho que “… el nuevo Decreto No. 163/020 confirma lo anunciado por el gobierno electo, teniendo como objetivo que Uruguay apunte, en materia de inversiones, a ofrecer al mundo oportunidades de residir en un país que de garantías a los inmigrantes por su ya conocido respeto a los derechos y la libertad, de puertas abiertas para todas los extranjeros que deseen radicarse generando inversión y trabajo, impulsando una política de estímulo a la inversión como instrumento para la generación de empleo y mejora del bienestar general.”
El tren del destino pasará por nuestro país y muy especialmente por Salto.
Los principales gobernantes y los empresarios salteños deben salir a la búsqueda de los extranjeros que, amparados a la norma que nos ocupa, decidan residir e invertir en Uruguay.
Habrá que conquistarlos ofreciéndoles oportunidades de negocios e invitarlos para que vengan a vivir a nuestro Departamento.
Y esas acciones deben comenzar de inmediato.
Tal vez un acuerdo político entre todas las fuerzas,- rubricado antes de la elección,- sea el compromiso que garantice que los salteños, sin distinción de banderías, aprovecharán esta gran oportunidad.
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