sábado 23 de noviembre, 2024
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Un compromiso con la gente

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Por Gerardo Ponce De León
El día sábado 5 de este mes, en su escrito, página 3, el Padre Martín, mi hermano, bajo el título “Disculpen”, en este mismo CAMBIO, me hizo recordar a mi forma de escribir con la diferencia de que él escribe y sabe muy bien dónde quiere llegar, sobre la idea, la cual da pie a lo que hace referencia. Pero veo que ninguno de los dos, leemos nuestro escrito y es muy capaz que sea más crítico que él, ya que más de una vez, toco temas, si se quiere, políticos. Los dos lo hacemos sin el fin de ofender.
También me han visto poner que me gustaría saber escribir, cosa que a Martín, aparentemente, no le cuesta, ya que hace dos escritos semanales, desde hace mucho tiempo. No me veo dándole al diario dos escritos en ese plazo; pero Martín, aduce que le gustaría saber escribir. Ahí me mata, ya que si él no sabe, que deja entonces para mí.
No es que quiera “pasar la mano” sino que me dio pie a una forma de pensar que tengo, frente al compromiso que asumí, voluntariamente frente al director de diario CAMBIO, creo que en el año 2010, el cual tiene la potestad de que cuando él quiera me dice “chau Gerardo” y así tiene que ser. Recuerdo el día que le fui a hablar, para retomar el espacio que tenía el grupo Oncológico Vivir Mejor, el cual, por culpa de algún integrante había perdido. Creo que lo llevó a decir que SI, el fin por el cual nos estábamos moviendo con Fausto Bentancur y algún contado integrante de dicho grupo. El fin era lograr la ayuda de la gente para colaborar con el Hospital Regional de Salto y hacer Casa Amiga para colaborar en algo en conseguir calidad de vida en los enfermos oncológicos.
Vimos, con Fausto, que por este medio, se podía dar transparencia a nuestro obrar, ya que se manejaba plata que no era nuestra. El fruto está en calle Cervantes 953. Recuerdo dos frases que se nos ocurrió: “Cuando pase, verá un ladrillo que le sonríe” y “una pasta por un ladrillo”. Si tendremos que agradecer a este diario, la oportunidad que nos dio, ya que nunca se puede medir la ayuda recibida, por donde se enteraron, para ponerse la camiseta y jugar juntos ese partido, que parecía una “quijotada”.
Lo más importante está en que se terminó la Casa y no se quedó debiendo ni un peso a nadie, y miren que fue un monto importante el que se gastó en dicha obra. Simplemente y a modo de ejemplo, los que han tenido que construir saben lo que cuesta hacer un baño, y esta casa cuenta con 17.
Tenemos que recordar que Dios, nos dio compañeros CREIBLES; que con la ayuda de Él, y de esa gente, que transpiraron la camiseta junto a nosotros; de las cuales hoy no hay ninguna en la cancha; salimos campeones. Es capaz que suena a compadreada o se pueda decir que hay falta de humildad en esto que les escribo, pero es la realidad, lo que sucedió y lo que se vivió.
Creo que nadie, en un país agropecuario como es el nuestro, tenga el honor de tener una oveja, negra, común y vulgar como cualquiera que se cría en la estancia, con el fin de tener un pelego, que valga 620 dólares como la que donaron en Cuchilla del Arapey.
Ojalá supiera escribir, para contarles a ustedes cómo nace, en mí, un escrito, para los días miércoles, pueda ser publicado en este diario, que lo único que me queda es el agradecerle la bondad que tiene en aceptar mis pensamientos, mis ideas, mi sentir, frente a los problemas que padecemos la mayoría de los seres humanos. Estaría muy contento, si los miércoles, mis escritos fuesen eco de la gente.