miércoles 5 de febrero, 2025
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Historia del salvamento, playas y balnearios en el Salto Oriental: orígenes del “Servicio de Boteros”

Sol

Colaboración de Cary De los Santos.
Se iniciaron posiblemente en la década de los años 50 del Siglo XIX, después de haberse fundado en 1857 la Compañía Oriental de Navegación a Vapor denominada “Salteña”, quién vino a favorecer al crecimiento del comercio de tránsito al Alto Uruguay, al movimiento fluvial y portuario, y al crecimiento progresista de la villa, que en poco tiempo fue ascendida a ciudad 1. Su función inicial, era atender los pasos en el río Uruguay hasta la vecina orilla de la Ciudad de Concordia (Argentina). El cruce se realizaba desde el Puerto de Salto hasta el Palavecino, que estaba ubicado en la costa vecina y casi frente a nuestro puerto. En 1877 varios boteros presentaron un petitorio a la Junta Económica Administrativa del Departamento del Salto, para impedir el remate del “Paso del Puerto Palavecino” en Concordia. Sin embargo, la Junta comunicó a los boteros: que no existía resolución alguna por carecer de competencia alguna en la materia. Pero a pesar de los rumores de licitación y de la negativa, posteriormente se presentaron algunas propuestas argumentando que el servicio era muy mal atendido e inclusive afirmando: que era frecuente que los botes se dieran vuelta en el cruce del Río Uruguay, perdiendo a los pasajeros y equipaje.
ZONA PORTUARIA
De la pluma de los salteños José M. Delgado y Alberto J. Brignole, en su excelente trabajo, hemos extraído los siguientes párrafos, que nos dan una idea clara de la zona portuaria y su movimiento en 1890, llegando inclusive aparecer “El Botero” en el relato. “…Entre las desembocaduras de los dos arroyos se encuentra el puerto. Todo se reducía en aquella época a un parapeto de piedra, un galpón de zinc, la casilla del resguardo, y, apartado, previéndose de las crecientes, el edificio de la aduana. Los barcos, sólo cuando los torrentes pluviales dilataban el río, atracaban al murallón. Generalmente anclaban en pleno canal, lejos de la orilla, improvisándose embarcaderos. La mayor parte de las horas del día, el puerto permanecía inmóvil cómo un lagarto tendido al sol. Un par de marineros adormilados sobre el malecón, algún botero que extraía lentamente de su pipa un humo denso como su pereza, el cocinero de un barco que arrojaba por un pañol los desperdicios al agua, dos carruajes esperando viajeros problemáticos, y en cuyas varas, los jamelgos abrumados no acertaban siquiera a espantarse las moscas: eran los únicos signos de vida. La brisa soporosa, caliente como brasa, parecía pasarse modulando una sinfonía en gris mayor. De repente la estridencia de un pito, sea el del guardia civil que cumplía la ordenanza, sea del vaporcito Concordia que se arrimaba jadeante, sea el de una locomotora, introducía el sobresalto en la quietud arcaica. Los marineros se restregaban los ojos, el botero aprovechaba para sacarse la pipa de la boca y entregarse a la voluptuosidad de un bostezo, los caballos enderezaban ligeramente las orejas y todo volvía a sumergirse en la quietud. Pero cuando arribaban o partían los grandes vapores fluviales, el escenario adquiría una intensa movilidad…” 2
OTRAS FUNCIONES DE LOS BOTEROS
Además atendían en el Ejido de la Ciudad del Salto Oriental, aquellos “pasos” en los arroyos Ceibal y Sauzal, cuando aún no había “pasaderas 3 o puentes” y era necesario el servicio de botes. Uno de los lugares que brindaban servicios, era en el arroyo Sauzal (hoy puente Zorrilla) para cruzar a los vecinos del Pueblo Nuevo que venían al Mercado “Salto” de la calle Arapey (Brasil y Zorrilla). Durante las épocas de inundaciones atendían las calles de la ciudad que se cortaban por el agua, si era necesario, trasladaban a los inundados y sus pertenencias. Y cuando había que atender y arreglar los caminos en el interior de nuestro departamento, en épocas que no había muchos puentes, era necesario incluir algún botero en la “Cuadrilla Caminera” del Municipio Salteño. Y bastante entrado el Siglo XX, serán muy importantes para el “Servicio de Vigilancia de las Zonas de Playas” y en la “Semana de Turismo” en los rápidos del Salto Grande, haciendo tareas de vigilancia y llevar en bote a los turistas hasta las islas existentes en la zona.
BOTEROS EN LAS INUNDACIONES
Había varias vías de acceso muy importantes para el tránsito y la comunicación de los pobladores que vivían al Sur de la Ciudad del Salto, que eran conocidas con la siguiente denominación: “Puente de la Calle Sarandí”, “Paso del Bote” y “Puente de las Carretas” (Ubicado en Calle Acuña de Figueroa). También al Norte, había vías de acceso importantes que comunicaba el Cerro o Pueblo Nuevo con el Centro de la Ciudad, eran las siguientes calles: Julio Delgado, Zorrilla de San Martín y Joaquín Suárez. En épocas de inundaciones las vías de acceso quedaban inútiles y era necesario que las autoridades establecieran el importantísimo servicio de botes. En la creciente de 1926 don Enrique Toledo cubrió el “Paso de las Carretas”, y en la del año 1929, lo hicieron los siguientes boteros: Santos Álvarez, en calle Joaquín Suárez; Juan J. Saravia, en Paso de las Carretas y Avenida Sarandí; Ramón Rivera, en calle Joaquín Suárez; Guillermo Duarte, en calle Joaquín Suárez; Pedro Ricci, en Paso de las Carretas y B. Denis, en la Avenida Sarandí. En setiembre de 1930 el Concejo de Administración del Departamento del Salto, con motivo de que las aguas del Río Uruguay, estaban desbordadas, decidió habilitar el acostumbrado “Servicio de Botes”:
…Atento a la creciente del Río Uruguay habilítese el servicio de botes en el Puente de las Carretas en las Condiciones de años anteriores por tanto se RESUELVE: autorícese al Jefe del Corralón Municipal para contratar a dicho servicio debiendo dar cuenta del jornal contratado como desde el día de su habilitación. En oportunidad dese cuenta a Contaduría”.
Las crecidas continuaron por varias décadas más y se siguieron cubriendo con el Servicio de Botes de la Intendencia Municipal de Salto, cuando así lo requerían las circunstancias.
REFERENCIAS
1- Por Ley del 8 de junio de 1863 se elevan al rango de ciudades a las villas del Salto y Paysandú con la misma denominación.
2-“El Río Uruguay frente a Salto se echa a dormir sobre ensenadas de eglágica placidez” José M. Delgado y Alberto J. Brignole – El Heraldo Salteño – El Libro del Vi Centenario – Año 1956.
3- “Pasadera” era la denominación primitiva de pequeños puentes fijos o flotantes que se colocaban para pasar los arroyos: Pasadera de Las Cuevas de San Antonio y Pasadera de la Calle Zorrilla, posteriormente se les llamó “Pasarelas”.
BIBLIOGRAFÍA
Actas del Concejo Departamental de Salto y Libros de Registros de Contaduría de la Intendencia Municipal de Salto.
Diarios ¨El Avisador¨ y ¨La Reforma¨.
El Heraldo Salteño – El Libro del Vi Centenario – Año 1956.
Historia del Municipio de Salto – Tomo 1 – Jorge Cabral Vinci.
Inicios del Salvamento en el Salto Oriental – Gv. Cary de los Santos (2019 – Conferencia brindada a los Guardavidas Zafrales de la Intendencia de Salto).
Grupos de Facebok: En el Viejo Salto y Reconstruyamos la memoria de los salteños.