viernes 22 de noviembre, 2024
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Los charrúas traicionaron a Artigas

Leonardo Vinci
Por

Leonardo Vinci

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Por Leonardo Vinci.
No hay arma más poderosa que la verdad para enfrentar a la mentira.
En tiempos recientes, han arreciado los ataques al mayor héroe de la
independencia uruguaya, como sin duda lo es el General Fructuoso Rivera.
Al decir del historiador Lincoln Maiztegui «Tanta hostilidad sólo puede obedecer a la más supina ignorancia».
Sus detractores repiten el relato mentiroso por el cual Don Frutos «traicionó» a Artigas.
Lo cierto es que en enero de 1820, tras el desastre de la batalla de Tacuarembó- donde murieron mil orientales- Lecor le dice al Conde de Figueiras que su prioridad es concluir con Rivera «…por mal ou por bem».
Era el último de los soldados de Artigas batallando en defensa del suelo patrio «trasendo 400 homens» según los portugueses, por lo que, enfrentar a una fuerza invasora de 12000 hombres hubiera significado la muerte.
A fines de febrero, Lecor ordenó que buscaran a Rivera para aniquilarlo «se elle quizer intorpecer a ordem, que só elle agora, e poucos homens que o acompanháo, tentaráo perturbar».
Así las cosas, fueron convocados por Rivera los últimos 50 Oficiales en armas «para discutir acerca de los intereses de la Patria, y determinar lo más conveniente» sobre «la conclusión de la guerra, la destrucción de la anarquía, y (alcanzar la) felicidad de todos los habitantes del Territorio».
Recién el 24 de marzo Lecor da cuenta de la rendición de «Fructuozo Ribeiro, única Forca que últimamente faltava atrahir».
Convenida una tregua, Rivera le escribe al gobierno de Montevideo «Reposaba toda la división de mi mando en la seguridad que prestaba el armisticio celebrado con el Mayor Bentos Manuel Ribeiro, a consecuencia de la orden dictada por el Barón de la Laguna, (…) cuando con admiración vi presentarse al frente de este campamento (como a las 6 de la mañana), toda la fuerza mandada por el Teniente Coronel Carneiro con aparatos militares; mi sorpresa creció al ver que aquel jefe me intimaba a que reconociera inmediatamente al Gobierno de la capital de Montevideo por la autoridad del País, o de nuevo me determinara a mancharlo con la sangre de mis hermanos».
Caía el telón.
Sobre el punto ha escrito Pivel Devoto que «La resistencia a la invasión portuguesa- difícil desde un principio- parecía en 1817 una locura infructuosa» y que Rivera «Combatió a los portugueses, sometiéndose a fines de 1820 cuando la resistencia fue imposible.»
Llegada la paz, Rivera y absolutamente todos los tenientes y capitanes de Artigas, pasaron a servir como «Dragones» con el uniforme portugués en la «Provincia Cisplatina».
Si por estos hechos se lo señala como traidor, entonces todos los oficiales artiguistas fueron traidores. (Lavalleja y Oribe también).
¿Y los charrúas?
Según el «Archivo Artigas» antes que Rivera se rindiera, se presenta el cacique Rondeau, en su nombre y de la nación charrúa, de la que dice ser jefe, en presencia del coronel Antonio Pinto da Fontoura , y por boca de Jao Estévez, su ayudante e intérprete, dice que por Dios todo poderoso reconoce y adora; jura que con su tribu serán Vasallos de su Majestad y que prestará subordinación y obediencia a las órdenes generales, que brindará servicios a Su majestad en todo lo que le fuera mandado y así mismo lo hará con los individuos de su tribu «esperando por tanto que a bondade de Sua Magestade os ampare, proteja, e os defienda tambem dos seos Inimigos.
Días después, Lecor informó que los indios minuanes dejaron el Partido de Artigas y buscaron el apoyo de las armas portuguesas pero, recelando de que fueran como Artigas los pintaba, mandaron secretarios de los Caciques Rondeau y (Manuel) Artigas a solicitar paz y amistad. Manifiesta que el General Curado y el Brigadier Saldanha brindaron a los indios toda suerte de agasajos.
¿Quiénes fueron los «traidores» entonces?