Prof. MSc. Débora Sotelo
Dp. Psiconeuroinmunoendocrinología
Dp. Diabetología.
Uno de los mayores problemas relacionados al estado de salud es el logro de una conducta de vida donde la alimentación que contribuya a la salud, sea lo cotidiano.
El Padre de la Medicina, Hipócrates, 400 a.C. nos dejó la llave de oro: “sean tus alimentos tu medicina y tu medicina, tus alimentos”. Sin embargo, aún no hemos podido comprender que lograremos salud, cuando aprendamos a valorar nuestros alimentos, ya que en ellos se encuentra nuestra esencia física (sustancias que se convertirán en lo que somos: proteínas, glúcidos, lípidos, vitaminas y minerales).
Si dejamos atrás las palabras de Hipócrates y volvemos al presente, podríamos decir que hemos avanzado mucho, tanto científica como tecnológicamente. Hemos evolucionado al punto que hoy podemos saber íntimamente cómo es la fisiopatología de todas las enfermedades que padece el ser humano. La evolución permite, gracias a la investigación permanente, saber también cómo tratar y/o curar dichas patologías.
Sin embargo, no hemos podido lograr aún que las personas se responsabilicen de su propia salud y permanezcan ejecutando acciones que les permitan vivir en dicho estado.
La causa de mayor peso por la que las personas no logran el estado de salud, es la dificultad a la hora de adquirir una forma de alimentarse saludable y mantenerla como conducta de vida.
Hoy podemos afirmar que el problema no es la falta de información, sino el escaso conocimiento real de que el concepto de la individualización es más que pertinente cuando se trata de “NUTRICIÓN”.
¿A qué me refiero con esta expresión?
La excesiva mezcla de información nutricional que existe globalmente, proveniente de fuentes de diversa índole, lleva a que haya una inmensa y muy variada gama de orígenes, desde los cuales dicha información proviene. Esta gama de fuentes de información se extiende desde aquellos expertos en alimentación y nutrición, formados académicamente y cuyos títulos universitarios los avalan, hasta los idóneos en preparaciones culinarias o practicantes de una forma o filosofía de vida determinada, cuya motivación personal los ha conducido a crear su propia cultura de vida nutricional, la cual les ha dado resultado a ellos; y como creen que todo es bueno para todos, emiten consejos nutricionales o en muchos casos, brindan terapias de lo que creen que es bueno para tal o cual condición.
Entonces, las personas que ya se encuentran en situaciones de alteración, trastorno o enfermedad, comienzan a aplicar uno u otro consejo, entendiendo como bueno para mejorar o curarse. El alimento con características saludables, no logra su objetivo si no es adaptado al requerimiento individual. Hay muchos alimentos considerados “buenos”, sin embargo, ellos no tienen propiedades “mágicas”.
Esa es una de las causas por las que estamos sufriendo altísimos índices de enfermedades, que venimos desarrollando desde hace muchísimos años, antes de que se diagnostiquen. Por un momento, creemos que la magia está en algún alimento que nos han recomendado y lo comemos, sin embargo, no ponemos nada de nosotros para curarnos verdaderamente.
Practicamos una “dieta” durante un tiempo, hasta normalizar lo que está alterado, para luego volver al comportamiento que ocasionó el problema. Y luego buscamos responsables afuera.
¿Por qué esperamos a perder ese tesoro tan grande que es nuestra salud para decidir cambiar el rumbo de nuestras vidas y elegir el camino que nos lleva al bienestar verdadero y perdurable?
¿No te gusta hacer dieta? Estoy de acuerdo contigo. No hagas DIETA.
El gusto y las conductas se pueden educar; paso a paso, en un proceso de reprogramación de tu forma de pensar con respecto a ti mismo, podrás ir incorporando una variada gama de alimentos naturales que no eran parte de tu vida y comenzarás a disfrutar de ellos.
Luego de un tiempo, no muy largo, de perseverar, te encontrarás deseando consumirlos, pues tu cuerpo habrá aprendido a mantener el equilibrio.
De eso se trata. Es simple. Solo requiere ponerlo en práctica.
Si estás dispuesto a ser de los que cambian al mundo, comienza cambiando tus hábitos de vida.
Creemos nuestra salud y la de nuestra descendencia.
¡Es posible!
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