Armando Guglielmone Instructor canino – Educador etólogo Representante ovejeros alemanes von schutzmann Contacto: 098 539 682.
Nada nuevo digo si alabo la fidelidad de los perros, si hay algo que los ha caracterizado siempre ha sido su devoción y entrega hacia nosotros, todos tenemos o conocemos historias sobre hechos protagonizados por estos que dan fe de ello. Pero hay algunos que se tornan icónicos ya que han realizado actos de fidelidad hacia sus dueños que trascienden no solo a la historia si no que han trascendido a sus dueños pues aun muriendo estos el perro se mantiene fiel post vida de su propietario. Hay muchos casos de perros que acompañan a sus dueños mientras los velan o entierran quedándose incluso sobre la tumba de su dueño, pero estos perros saben que está su dueño ahí, lo han olfateado e incluso visto, no le quita para nada reconocimiento a su acto de devoción pero no es comparable a los casos en los que el perro ha visto irse a su dueño al trabajo y este no volviendo más aun así su perro continúa esperándolo. Seguramente el caso más conocido históricamente ha sido el de Hachiko, el perro de raza Akita inu que en Japón a principios de los años treinta del siglo pasado acompañaba a diario a su dueño a la estación de trenes cuando este iba a dar clases a una universidad y siempre volvía a esperarlo a la estación cuando regresaba. Un día el dueño fallece mientras daba clases y ya no regresó, Hachiko sin saberlo continuó yendo a esperarlo durante toda su vida todas las tardes a la estación falleciendo ahí mismo donde esperó a su dueño incansablemente. Hoy una estatua en honor a su fidelidad lo recuerda en la estación de trenes donde falleció. Y hace muy poco, unos días apenas, ocurrió un caso muy similar casi noventa años después de Hachiko; resulta que en Crimea, Ucrania, un rescatista concurría a diario a su trabajo en el mar Negro con su perro que lo esperaba en la costa pacientemente hasta su regreso, el perro de nombre Mukthar era conocido por todos y sabían lo que hacía. Un día su dueño fallece mientras trabajaba en el mar y ya no regresa a donde esperaba Mukhtar pero su perro continuó yendo a esperarlo todos los días a la costa durante doce años hasta que falleció hace pocos días, ya se había hecho conocido en el paseo costero de Yalta entre los transeúntes y turistas que sabían el porqué de la presencia del perro ahí todos los días despertando la admiración de las personas.
A nosotros, los humanos, estas cosas nos llegan, por lo menos a los que tenemos sensibilidad y nos despiertan admiración, ¿tal vez será porque no es frecuente en nosotros que ocurra este tipo de manifestaciones de nobleza y entrega hacia alguien amado como ocurrió en estos casos? Lord Byron, aludiendo a su perro escribió Epitafio para un perro, que dice: “Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad y tuvo todas las virtudes del hombre y ninguno de sus defectos”.
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