viernes 22 de noviembre, 2024
  • 8 am

Navidad ya llega

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

442 opiniones

Por el Padre Martín
Ponce de León
La temperatura desciende abruptamente por la noche. Para los pastores es un tiempo de regresos tempranos y de noches de camaradería. Los pastos no son escasos pero tampoco abundan en demasía.
El poderse juntar varios rebaños en un mismo lugar es una oportunidad para que las ovejas compartan calor y no pierdan peso gratuitamente.
El fuego nocturno, grande y cálido, proporciona seguridad y un espacio para los cuentos y el descanso por turnos.
Todas las noches volverán, durante el invierno, a reunirse en ese mismo lugar. Siempre hay relatos nuevos para compartir y calor que necesitar.
Con las primeras luces del día partirán con sus rebaños en busca de pasturas seguras pero ahora disfrutan de la luz y el calor.
Están tan acostumbrados a no conversar que hablan casi a media voz. Es que, también, necesitan estar atentos a cualquier sonido que pueda poner en riesgo a sus ovejas.
Últimamente todos los relatos hacen referencia al movimiento extraordinario de peregrinos. El censo ha puesto en movimiento a mucha gente. Gente que se agrega a la seguridad de alguna caravana.
Gente que se arriesga a transitar los caminos del desierto en improvisadas caravanas familiares. Ellos no andan por las noches y solamente viajan en los relatos de pastores dispuestos a acortar la noche conversando con otros pastores. No lejos de allí los murciélagos van y vienen en vuelos incesantes y por momentos rasantes. Surgen de las bocas de las cuevas cercanas con un sonoro aletear debido a los muchos que son.
Atraídos por la luz del fuego golpean las alas cerca de las cabezas de aquellos hombres acostumbrados a respetaros y a no simpatizar con ellos.
Mientras tanto, muy lejos de allí, una joven pareja de se prepara para comenzar su viaje. Dado el creciente embarazo de ella habrán de incorporarse a una caravana que está pronta para partir.
Ella es joven, muy joven. Es, sin duda, su primer hijo. Él es quien debe empadronarse lejos de casa y ella, como esposa, debe atender a su esposo y, por lo tanto, acompañarlo en el viaje.
Ella está colmada de embarazo y cercana de parto. Sus manos grandes no han dejado de revolotear a lo largo de toda la jornada preparando todos los detalles para el camino. Son pobres y tienen muy poco para llevar pero siempre los detalles son muchos.
Ella, pese a su cuerpo delgado, está acostumbrada a la realización de todas las tareas propias de una mujer. Aún tiene mucho que aprender y muchísimo que realizar pero su juventud le proporciona una fortaleza que le ayuda a poder cumplir debidamente con todo. El color de la felicidad invade todo su cuerpo y se hace una imperdible sonrisa que le acompaña desde los ojos por más que estos se conserven bajos. Pastores, animales, peregrinos y María y José. Todo comienza a acondicionarse y a ubicarse en su debido lugar. Navidad ya está acercándose.