Por Cecilia Eguiluz
La esperanza es una expectativa positiva sobre el futuro, una creencia de que las cosas pueden mejorar. No se trata de un optimismo ciego, sino de una actitud que reconoce las dificultades actuales pero elige creer en la posibilidad de un cambio positivo.
Hoy quiero hablarles nuevamente sobre la esperanza y los pasos que deberíamos dar para mejorar la calidad de vida de quienes habitamos en el departamento de Salto. Vuelvo sobre este tema porque cada día encuentro desánimo en muchos coterráneos debido a las vicisitudes que enfrenta nuestro departamento: estancamiento económico, alto índice de desempleo y aumento de la pobreza.
A mi juicio, es muy importante que hagamos un esfuerzo por construir un espacio mejor para quienes habitamos este hermoso departamento y para las generaciones venideras. Es por eso que debemos tener esperanza e intentar hacer algo al respecto.
Por supuesto, las utopías no existen y es difícil salir adelante cuando la realidad indica que nuestro departamento se ha quedado muy atrás en los indicadores de desarrollo económico y social. No podemos ser ingenuos, y es importante establecer metas alcanzables y trabajar hacia ellas, proporcionando un sentido de propósito y dirección claras para Salto. Eso es crucial para avanzar. Deberíamos reforzar la creencia de que las cosas pueden mejorar, pero para ello, es necesario tener claro hacia dónde vamos como departamento. Es un “debe” que aún tenemos pendiente.
Mucha gente cree que la actividad política es negativa y que no deben involucrarse, o que quienes nos involucramos solamente buscamos dinero o cargos. Mientras cientos de salteños inteligentes y bien intencionados piensen eso, menos posibilidad tendremos de cambiar la realidad de Salto. Es precisamente la política, como herramienta, la única forma posible de realizar los cambios. Estamos en el momento exacto, en campaña electoral, y mucha gente puede sumarse, participar y ayudar a construir un futuro esperanzador para los salteños, no importa en qué partido, importan sus ideas. Solamente es cuestión de encontrar un espacio dónde pueda crecer.
La esperanza de un futuro próspero para Salto no es simplemente una emoción pasajera, sino una actitud profunda que puede transformar nuestras vidas y que para lograr concreciones necesita de la acción de los salteños.
La esperanza nos ayuda a enfrentar los desafíos, a mantenernos resilientes y a buscar el bien incluso en las circunstancias más difíciles, la acción en ese mismo sentido nos permitirá salir adelante.
Los invito a todos a ser protagonistas. Juntos podemos convertir nuestra esperanza en acciones concretas y lograr el cambio que nuestro departamento necesita.
