miércoles 5 de febrero, 2025
  • 8 am

Aprender y seguir adelante

Cecilia Eguiluz
Por

Cecilia Eguiluz

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Sol

Por Cecilia Eguiluz
Estimados amigos, en los últimos días he recibido muchos mensajes, llamadas y visitas interesándose por cómo estoy tras el resultado del balotaje. Estas conversaciones han sido valiosas para reflexionar no solo sobre el futuro del país, sino también sobre las elecciones departamentales del próximo año. Estoy profundamente agradecida por estos intercambios, que me han permitido escuchar, entender y analizar diversos puntos de vista.
Perder siempre duele. Sólo quienes no dejan “el alma en la cancha” pueden no sentir el impacto de un resultado adverso. Las elecciones se ganan o se pierden, sin términos medios, y cuando ponemos tanto esfuerzo, convicción, tiempo y recursos, los fracasos siempre golpean.
Sin embargo, perder una elección no significa una derrota definitiva. Se transforma en una oportunidad para reflexionar, aprender y mejorar. Sentirse derrotado es resignarse, claudicar y no permitirse extraer lecciones del fracaso que nos preparen para futuros éxitos, por lo que es claro que no estamos derrotados, solamente perdimos una elección.
Creo firmemente en la madurez democrática de los uruguayos: el votante nunca se equivoca. Por eso, las causas de un resultado adverso deben buscarse en nuestras propias acciones. La autocrítica consiste en preguntarnos: ¿Hice lo suficiente? ¿Di todo de mí para alcanzar el objetivo colectivo? Estas preguntas también son importantes para quienes no participaban activamente en política pero anhelaban el triunfo de la coalición republicana. En Salto, por ejemplo, la diferencia fue de apenas 800 votos. Seguramente, un pequeño esfuerzo adicional, una “vueltita” más de todos habría cambiado el desenlace.
Durante este intenso año electoral, trabajé con un equipo excepcional de amigos y amigas. Su dedicación y compromiso fueron inquebrantables en cada instancia. Hoy, aunque los resultados nos hayan golpeado, mantenemos intactas nuestra firmeza y convicción: queremos un Salto mejor para todos. Ninguno de nosotros ocupa cargos políticos y hemos trabajado unidos, con el objetivo de aportar al desarrollo de nuestra comunidad.
En lo personal, no estoy en política para ocupar un cargo, sino porque creo que es la herramienta más poderosa para generar los cambios que nuestra sociedad necesita. Ponerse a consideración de la gente no es fácil, muchos de nosotros lo hacemos con el firme deseo de construir y transformar, sabiendo que los errores son inevitables. Como dice el dicho, “los únicos que no se equivocan son los que no hacen nada”. Sin embargo, quienes nos atrevemos a “jugar el partido” aceptamos ser el objeto de críticas, incluso de aquellos que prefieren no actuar.
Salto necesita un cambio. No podemos seguir en el letargo de los últimos diez años: museos cerrados, calles destrozadas, centros termales deteriorados, espacios públicos descuidados y una alarmante falta de inversiones significativas. Es fundamental recuperar una visión de desarrollo y progreso para nuestra gente.
Con mi equipo, estamos listos para seguir trabajando, desde el llano, como lo hemos hecho. Hay que superar el duelo y es el momento de rearmarse, clarificar los objetivos y redoblar esfuerzos. Nuestro compromiso con Salto sigue intacto, porque creemos que merecemos un presente y un futuro mejor.