martes 1 de julio, 2025
  • 8 am

Un médico de cabecera

César Suárez
Por

César Suárez

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Avisos judiaciales

Por el Dr. César Suárez
En Salto hubo médicos que han fallecidos hace casi 50 años y sin embargo la gente aún los recuerda con admiración y respeto, médicos que yo no llegué a conocer porque vivo aquí desde hace 45 años, pero no hubo momento que en cada consulta alguien no los mencionara, Dr. Bortagaray, Dr. Forissi, que eran verdaderos médicos de familia y asistían con empatía cada consulta con solvencia, no sólo realizando diagnósticos, instaurando tratamientos acordes a cada situación con los recursos disponibles en esa época, orientado a cada individuo y trasmitiendo sabios consejos.
Claro, en esa época escaseaban los especialistas y ellos se ocupaban de todo con gran solvencia generando confianza en cada paciente y admiración
Eran otras épocas donde la asistencia era más personalizada, no había Emergencias Móviles, no había Centro de Medicina Intensiva.
Cuando yo comencé a trabajar como dermatólogo en Salto, había un total de 80 médicos radicados en la ciudad y según la percepción del momento, parecían demasiados.
Como todo cambia en aras del progreso, en nuestra ciudad se comenzaron a generar nuevos servicios, emergencias Móviles, Centros de Tratamiento Intensivo, IMAES, nuevas técnicas quirúrgicas, nuevos estudios de laboratorio, más oportunidades de trabajo para los colegas, más llegadas de nuevos especialistas con nuevas especialidades, nuevas tareas, la calidad asistencial desde el punto de vista técnico, multiplicación de recursos, modernización de aparatología y especialidades más específicas.
Pero como toda ventaja tiene su contra, la atomización de la medicina dividida en decenas de especialidades y subespecialidades, donde se sabe demasiado de un área y poco o nada del resto lo que lleva a cada individuo con más de un mal deba recurrir a varios especialistas para completar su asistencia llevando a la situación de tener varios médicos, pero no tener ninguno que recomponga el rompecabezas de la situación sanitaria de cada individuo.
Los usuarios siempre quieren la mejor asistencia y por consiguiente siempre quieren la opinión del más entendido, pero con tantas opiniones fraccionadas el paciente se transforma en un Frankestein construido de pedacitos que al propio paciente le cuesta comprender mientras analiza los mensajes que le trasmite cada especialista.
Resulta que ahora la cantidad de médicos se ha multiplicado en estos 40 últimos años hasta llegar casia hasta 300, pero cada vez es más complicado conseguir una cita porque los especialistas están desbordados.
Entiendo que hora de poner una marcha atrás y volver al médico de cabecera, al médico de familia, especialista en el manejo integral de los pacientes.
La mayoría de las personas tiene males comunes, hipertensión, diabetes, lumbago, dolores diversos, tos, catarro, gripe, gastritis, angustia, ansiedad, afecciones que suele padecer cualquiera que pueden ser resuelta por un médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. No quiere decir que no se debe recurrir a un especialista, pero sólo cuando el médico de cabecera lo recomienda para situaciones especiales, siempre volviendo al médico de cabecera para que cada paciente pueda volver a decir, mi médico en Fulano de Tal que lo conoce, sabe de su salud, pero también de su realidad ambiental, familiar, laboral y adaptar la asistencia en forma integral.
No necesariamente necesitamos más especialistas, necesitamos más médicos del Primer Nivel, especializados en ese tipo de asistencia, que se hagan cargo y responsables de la totalidad del paciente, recurriendo al especialista de cada área cuando el médico de cabecera lo entienda pertinente, pero siempre volviendo al médico de referencia, y liberando a los especialistas de consultas banales y puedan de este modo, estar disponible para lo importante sin esperar meses para una cita.
Esa especialidad integradora existe en nuestro país y se llama Medicina Familiar y Comunitaria y es necesario estimular a nuevas generaciones de médicos por ese camino para racionalizar la asistencia médica integral y cada paciente pueda decir “ese es mi médico”.