viernes 13 de junio, 2025
  • 8 am

Cronista del crimen organizado: analiza la misiva enviada por Sebastián Marset

Por Andrés Torterola
Una charla con el periodista especializado en crónica policial y crimen organizado, Jean Georges Almendras —director del medio Antimafia Dos Mil— permitió a CAMBIO conocer de primera mano los elementos y conceptos expresados en una misiva enviada por el narcotraficante Sebastián Marset a algunos medios de comunicación de Uruguay.
INVESTIGACIÓN
En su investigación, Almendras señala que Sebastián Marset se atreve a difundir una carta en la que intimida, desafía a la Justicia —aunque esta haya perdido credibilidad— y se dirige a la sociedad uruguaya como si fuera parte de su mismo entorno. Mezcla verdades y mentiras para generar confusión y manipular la opinión pública a su favor. Paralelamente, la Fiscalía General de Paraguay lo vincula como posible autor intelectual del asesinato del fiscal Marcelo Pecci, señalándolo a Marset, como parte del círculo de los mandantes.
ROMANTICISMO, IRA Y CINISMO
Almendras afirma que vivimos tiempos en los que la arrogancia criminal alcanza niveles inéditos. Sebastián Marset, con cierta impronta uruguaya, pretende dialogar con la sociedad y el Estado de igual a igual. Esto no resulta tan descabellado, señala, si consideramos que hoy Estado y criminalidad parecen haber perdido sus límites, actuando a veces como socios encubiertos en acciones ilícitas, amparadas por la impunidad. Más aún cuando se trata de figuras de poder capaces de otorgar pasaportes en tiempo récord, facilitar fugas a un mafioso italiano de la cárcel o permitir que prófugos permanezcan libres durante años.
MEZCLAS
Marset transmite una mezcla de romanticismo, ira y cinismo, intentando convencer a Paraguay —y de paso a Uruguay— de su supuesta inocencia. Llega incluso a presentar al narcotráfico como una actividad más, pidiendo respeto hacia ella. Su discurso, lleno de afirmaciones sorprendentes, revela una total falta de pudor: asume con naturalidad la violencia y la muerte propias del mundo narco-mafioso que él mismo lidera desde 2018.
CON SICARIOS
Almendras también advierte que el periodismo no debería prestarse al juego de Marset ni difundir su discurso de “inocencia”. Si se lo menciona, debe ser con el dedo acusador, ya que forma parte de un engranaje criminal que oprime a Sudamérica y al mundo, incluida Italia. Como recordatorio, en Paraguay la narcopolítica ha asesinado a puro plomo y con sicarios a más de veinte periodistas, entre ellos Pablo Medina, de la propia redacción de Antimafia Dos Mil. Debemos reconocer —y es necesario advertírselo al lector— que cuando Marset afirma en su carta que Paraguay vive del narcotráfico, está diciendo una triste verdad. Sus palabras reflejan una realidad dramática: los gobiernos también están involucrados. Las evidencias abundan en la región. ¿Y Uruguay? Basta recordar el escandaloso otorgamiento de su pasaporte o la fuga de Morabito, entre otros casos”, concluyó.