Por Alexandra Ledesma
Iniciar una relación puede ser un momento donde surgen grandes expectativas, pero que requiere conciencia y sobre todo autoconocimiento. Hacerse preguntas antes de involucrarse emocionalmente ayuda a evitar vínculos basados en la necesidad, faltas o impulso. Estas preguntas no buscan evitar el amor sino construirlo desde una base solida y realista, sin fantasías o escenarios inexistentes.
Para ello cuestionarnos, reflexionar, es un ejercicio fundamental al momento de querer embarcarnos en una relación.
Preguntarnos nos permite elegir el amor desde el deseo autentico y no desde la necesidad, que no se trate de llenar un vacío sino de compartir desde la completitud.
Otra de las preguntas que debo hacerme es si me siento bien conmigo misma antes de formar una pareja, ya que para disfrutar de un vínculo saludable debo poder disfrutar de mi mismo, de mi propia compañía, para evitar buscar la media naranja o cualquier otra fruta que crea me hace falta.
Y no, no es más del mismo discurso que leemos en los libros de autoayuda, el amor propio es más que necesario si queremos vínculos que no nos destruyan, si sé como quererme voy a saber con exactitud como quiero que me quieran. No buscamos a alguien que nos complete sino que llegue para sumar.
Y claro que para aceptarnos debemos haber podido sanar o por lo menos reconocer e iniciar ese proceso de sanación, de antiguas heridas, de eso de lo que ya hemos hablado llamado patrones de vinculación y que muchas veces interfieren en las formas de relacionarnos. Esa es la pregunta, ¿hemos sanado estos patrones? O mínimamente ¿estoy intentando reconocerlos?
Todo lo anterior se trata del antes de vincularnos sentimentalmente con otro, pero ¿qué sucede cuando ya conocimos a alguien?
Me pregunto, ¿puedo ser yo misma con esta persona?, ¿puedo mostrarme tal cual soy? Las respuestas pueden llegar a definir el comienzo de una linda relación o el final de la misma.
Sentirse libres de expresar los sentimientos, de pensar algo y poder decirlo sin limitaciones, en general poder ser, es un antes y un después.
De ahí luego vienen las compatibilidades, gustos en común, y sobre todo que valores hay en común, que es donde se logra sostener un vinculo, si para mí el compromiso es importante y para el otro no tanto, ya es una diferencia difícil de sortear.
Algo que también nos debemos preguntar es la forma en que el otro gestiona las emociones, como logra llevar la frustración, o situaciones límite, eso habla mucho de la persona y podemos imaginarnos como logra manejar ciertas situaciones. El hecho de que reaccione con enojo ante cosas que no salen como lo esperado es un indicio de cómo podría ser esa relación a futuro en otros aspectos.
Debo destacar algo que ya sé que van a pensar que esta súper claro pero les aseguro que no todo es lo que parece, y que hace días me lo recordaron, no es lo que dicen, es como te tratan, y sepan con mucha seguridad que ES ASÍ, no es decirte que sos una reina, un rey, es tratarte como tal, porque es lo que mereces, nunca menos. ¿Cómo te hace sentir?, ¿es recíproco? Solo estas dos preguntas para saber si ese vínculo tiene futuro.
¡Ojo!, que veas este trato pero sin idealización, que sea real, que lo hacen desde la sinceridad, no desde la conquista, y si sé que es difícil poder diferenciar esto al principio porque todo es lindo, pero debemos racionalizar y no idealizar, el estado de enamoramiento nos nubla las emociones, nos permite ver solo aquello que queremos ver, y es ahí que depositamos toda expectativa en un salvador emocional sin notar la humanidad del otro en su totalidad, con luces y sombras.
Y por ultimo pero no menos importante, la pregunta que debo hacerme si o si, la que me permite a mi saber con claridad, ¿estoy dispuesta/o a construir esta relación sana?
No dejemos de cuestionarnos, porque eso nos lleva inevitablemente a tomar decisiones desde la conciencia, a amar desde y para mi mejor versión.
