El control obligatorio de campo de 2014 «fue muy costoso y no dio los resultados esperados»

Se viene desarrollando el período de Declaración Jurada Anual de DICOSE 2025, el cual transcurre con normalidad y un creciente uso del formato electrónico. En este sentido, hasta el 11 de julio se podrá realizar tanto en formato papel como electrónico, en tanto que a partir de esa fecha la realización será únicamente electrónica. Al respecto, el Ing. Agr. Gabriel Osorio, director del Sistema Nacional de Información Ganadera (SNIG) dijo «ya hay más del 93% o 94% que el año pasado la hizo en formato electrónico. El papel sigue disponible, pero es residual».
La simplificación del procedimiento ha sido clave para este cambio: «Cuando el productor ingresa al sistema digital, ya no vuelve al papel. Es muy sencillo, cómodo y ayuda a evitar errores», explicó el jerarca.
Errores en el SNIG
Uno de los temas que más preocupa al equipo del SNIG es el registro incompleto de las bajas de animales, un fenómeno que distorsiona los datos del stock nacional. «Hay gente que no da de baja durante varios años, se acumula mucha mortandad», señaló Osorio, quien también advirtió sobre la necesidad de atender las edades informadas en los sistemas. «Vemos animales con edades avanzadas que probablemente ya no estén, pero como no se reportó la baja, siguen vivos en el sistema».
Las causas de estas inconsistencias son diversas. Desde animales que mueren en el campo sin ser reportados, hasta errores o irregularidades en la reidentificación. «Siempre digo que la baja es tan importante como el alta. Si identificamos terneros, también tenemos que registrar las muertes», subrayó el director. Respecto a las reidentificaciones, fue categórico: «La normativa permite reidentificar animales, pero si se usa una caravana de un animal muerto para identificar otro que no sabemos de dónde viene, eso es una maniobra grave».
Controles y sanciones
Osorio se mostró firme en cuanto al papel del sistema para detectar y sancionar irregularidades. «Hay casos donde se usan caravanas de animales muertos para reidentificar otros. Eso afecta la trazabilidad y puede involucrar a veterinarios, operadores y productores», explicó. En esos casos, Sanidad Animal aplica sanciones y suspensiones a los veterinarios certificadores del libre ejercicio acreditados.
Sin embargo, el enfoque del SNIG se basa en la prevención y en el fortalecimiento de la confianza. «Yo confío en el productor, porque si no, no puedo hacer nada. Lo que queremos es darle herramientas para que corrija los errores», expresó Osorio, quien acumula más de 30 años en el Ministerio de Ganadería y dos décadas en tareas de trazabilidad.
Esa confianza, según explicó, también exige una vigilancia constante del sistema: «Hay que observar, capacitar, detectar fallas. Todos somos parte de una cadena que debe funcionar bien. Estamos garantizando 2 millones y medio de animales por año con certificación sanitaria, y eso exige un compromiso fuerte».
Cambios en el stock
Consultado sobre las expectativas generadas por los datos de preñez y el eventual impacto en el stock ganadero, Osorio brindó una lectura matizada. Si bien reconoció que hubo «una producción de terneros superior a los 2.900.000 el año pasado», señaló que aún no se llegó al umbral de los tres millones, aunque confía en que se alcanzará en esta campaña.
«Hace dos o tres años tocamos los 3 millones, el año pasado no llegamos. Pero las perspectivas son buenas, hay señales técnicas claras y programas nuevos que pueden fortalecer esa tendencia», señaló en referencia al programa Procría, recientemente lanzado por el Ministerio, que comenzará con mil productores y aspira a escalar gradualmente.
En cuanto al stock total, Osorio desestimó que los recientes casos judicializados por faltantes en fondos ganaderos tengan un impacto sustancial. «Si hablamos de 100.000 animales no vinculados, eso representa dos semanas de faena, menos del 1% del stock nacional. Puede mover un poco la aguja, pero no modifica el panorama general», afirmó.
El profesional dijo que «el ganado está en el campo», aunque reconoció que podría haber «menos de lo esperado». Según su análisis, cualquier caída relevante del stock no estaría vinculada a desapariciones, sino a otras variables como el clima o la disponibilidad forrajera.
Control de campo obligatorio
Sobre la posibilidad de implementar controles de campo obligatorios como los realizados en 2013 y 2014. Osorio fue claro al respecto: «Fue muy costoso y no dio los resultados esperados. A los pocos meses, los problemas reaparecieron».
Por eso, desde el SNIG se busca «una solución más definitiva, basada en la confianza y el fortalecimiento de herramientas para el productor». La meta es mejorar la calidad de la información sin recurrir a medidas coercitivas que resulten poco sostenibles.
Una evolución
constante
El SNIG es uno de los pilares de la política ganadera uruguaya. La trazabilidad individual obligatoria, la integración con la certificación sanitaria y el vínculo con los sistemas de comercialización posicionan al país como referente internacional.
Sin embargo, esa fortaleza exige una actualización constante. «El sistema tiene que seguir perfeccionándose. No alcanza con que funcione bien, tiene que ser cada vez más confiable, más transparente y más accesible para todos los actores», resumió Osorio.
«Lo que buscamos es que el sistema no solo registre, sino que contribuya a mejorar la producción, prevenir errores, detectar anomalías y acompañar al productor en sus decisiones. Ese es el camino» dijo el profesional.