Música
Por el Dr. César Suárez
Los sonidos musicales han sido y son un insumo de consumo masivo que ha adquirido una difusión ilimitada desde que se fueron desarrollando los sistemas de grabación y de difusión.
Antes del siglo XVII, la música se creaba, se difundía entre un público restringido porque la única manera de preservarla era la memoria individual o colectiva, pero no había ningún modo de registro por lo tanto se iba deformando en el correr del tiempo hasta desaparecer, en general las creaciones musicales se interpretaban en congregaciones religiosas a través de coros que iban preservando esa música, generación tras generación, además esos coros viajaban a otras regiones y trasmitían y se preservaban mientras la memoria colectiva perduraba.
Si bien yo no entiendo nada de música, la historia dice que para escribir música hubo varios intentos, pero su efectividad para difundirla con precisión llegó recién a finales del siglo XVII con notas escritas sobre un pentagrama y complejas estructuras para el que no entiende, pero vital para el entendido para captar la esencia del autor poderla reproducir leyendo una partitura.
La música suele provocar una sensación agradable a nivel de los sentidos auditivos que se van educando a cada uno de los múltiples estilos se hace populares en cada época lo que lleva de acuerdo a la generación que uno pertenece se generen las preferencias.
Cuando se piensa que ya no es posible que llegue una nueva variedad de estilo, a alguien se le ocurre un nuevo ritmo diferente.
A través de las partituras ha llegado hasta nosotros la música clásica escrita a partir de finales del siglo XVII, después vinieron otras formas de registros musicales, 100 años más tarde, Thomas Alva Edison inventó el fonógrafo (1878) que dio origen a la manera de grabar la música que se fue perfeccionando con recursos cada vez más sofisticados y eficientes, más tarde, al sonido se agregó la trasmisión de la imagen y hoy disfrutamos de todos esos recursos absolutamente inimaginables para los que escribieron las primeras partituras.
La difusión de la música se ha universalizado y cualquiera puede acceder a costos accesibles a plataformas de su trasmisión, pero cada región sigue teniendo sus expresiones musicales que cada comunidad intenta preservar promoviendo festivales para su difusión.
Mis abuelos accedían a la música de su preferencia a través de una radio que se alimentaba de baterías recargables con un molino de viento, cuando yo era adolescente se hizo popular la radio spica a pilas que era pequeña y transportable. Se había inventado a finales de la década del 1930 pero como por aquí todo llegaba tarde, llegó 20 años más tarde y así como hoy la juventud aspira a tener el último modelo de teléfono celular, en aquella época, la máxima aspiración era comprarse una radio portátil pero no eran nada baratas.
En épocas de mis abuelos, tener el equipo completo de radio baterías y molino de viento no era económicamente fácil de acceder.
Me contó un funcionario del hospital que, en Artigas, dónde él había vivido bastante tiempo de su vida, en la campaña, compraban una radio y una batería, sin molino y cuando su carga se agotaba la mandaban a la ciudad para que la recargaran.
Una señora de la campaña que le gustaba escuchar música y le encantaba las polkas de la frontera y canciones folclóricas, después de hacer esforzados ahorros, se compró una radio y una batería y le manifestó al vendedor acerca de su música preferida. El vendedor se la dio ya sintonizada en una emisora especializada en la difusión de ese tipo de música.
Cuando se le agotó la batería la mandó a cargar a través de un comisionista, pero envió la batería con radio y todo. Un par de días después la recibió de nuevo, pero en el lugar donde se recargó la batería aprovecharon la radio para escuchar música correntina.
Cuando la señora recibió la radio, la prendió y ya no estaba su emisora preferida entonces le llevó al comisionista para que la llevara a cargar de nuevo, quejándose de que le habían cargado la batería con puro chamamé.