La jornada anual organizada por Lanas Trinidad volvió a reunir en Salto a más de medio centenar de productores vinculados al programa regenerativo. En ese marco, Hugo Surraco, integrante de la empresa, destacó que el crecimiento del proyecto y la madurez del sector están directamente relacionados con el compromiso de los productores, a quienes calificó como la razón fundamental por la que Uruguay pasó a jugar en la 'A'.
Explicó que la jornada de Salto no solo marca una instancia de actualización técnica, sino también una oportunidad para reconocer el esfuerzo de quienes se integran y sostienen un programa que ha sido "totalmente innovador" dentro y fuera del país. Para Surraco, el esquema regenerativo representa una fase más exigente de la transformación productiva, que requiere recursos, compromiso y continuidad. "Es un proyecto audaz, complejo y costoso, pero absolutamente necesario para demostrar la calidad real de nuestras lanas", sostuvo.
El encuentro permitió presentar avances, discutir desafíos y compartir resultados obtenidos gracias al apoyo de marcas internacionales interesadas en las fibras producidas bajo estándares ambientales. Surraco subrayó que ese interés no responde al azar, sino al nivel alcanzado por los productores uruguayos. "Las marcas están invirtiendo porque valoran la lana y valoran a quienes la producen. Lo que pasa en Uruguay no es casualidad, es consecuencia del trabajo de la gente en el campo", aseguró.
La construcción de un modelo sostenible
Surraco explicó que el proyecto está creciendo gracias a la articulación con marcas que no solo compran lana certificada, sino que financian acciones concretas vinculadas al cuidado ambiental y al desarrollo comunitario. Mencionó la plantación de montes y el cierre de cañadas como ejemplos de intervenciones apoyadas por estas empresas. "Hay trabajos de campo que no se ven, pero existen. Y eso habla bien del proyecto, habla bien de las lanas uruguayas y habla bien de los productores", afirmó.
Agregó que algunas marcas también participan en iniciativas sociales relacionadas con emprendedores locales y grupos comunitarios de distintos departamentos. Según dijo, ese respaldo no está directamente asociado al valor de la lana, sino al entorno productivo que el país ofrece. "Todo eso es gracias a los productores que generan una fibra que las marcas quieren y que incentiva a que se invierta no solo en la lana, sino también en el entorno social", expresó.
El esquema regenerativo avanza sobre bases complejas que requieren tiempo, financiamiento y un equipo técnico numeroso. Hoy participan unos 60 productores, un número que Lanas Trinidad espera ampliar gradualmente. Sin embargo, Surraco advirtió que el crecimiento debe manejarse con prudencia. "No es fácil armar un proyecto de este tipo. Hay muchos técnicos involucrados y muchas tareas durante el año. La complejidad es grande", señaló. Aclaró asimismo que parte del financiamiento proviene del BID, lo que permite sostener el programa sin trasladar costos al productor.
Certificación y volumen
Sobre el volumen de lana certificada que el país ha logrado generar, Surraco recordó que el proceso ha implicado un crecimiento progresivo desde 2017. Indicó que con las certificaciones de lanas RWS, "empezamos con diez productores, después 15, 20, 30, 50, 100, hasta llegar a más de 350. No tiene mucho misterio: es trabajo y constancia", señaló.
Aclaró que los proyectos de certificación y los programas como Nativa se mantienen abiertos para los productores interesados. "No hay condicionantes. Nosotros abrimos la puerta y acompañamos" dijo Surraco, quien remarcó que el ingreso a los proyectos que realiza la firma no implica una obligación de venta con la empresa, "lo único que pedimos es que nos tengan en cuenta al momento de vender".
Surraco destacó que la participación no exige desembolsos ni compromisos que aten al productor. "Nunca hemos atado a nadie. Cada uno es libre de vender a quien quiera, cuando quiera y como quiera", afirmó. Consideró que esa libertad ha sido una de las razones por las que el modelo creció de manera sostenida, incluso en momentos de incertidumbre del mercado.
Un mercado que premia la calidad
"Jugamos toda la vida en la B o en la C", graficó. Sin embargo, gracias a las certificaciones y al nivel que alcanzaron los productores, afirmó que el país pasó a competir en una categoría superior. "Desde el momento en que pasamos a jugar en la 'A', los valores cambiaron. Y cambiaron independientemente del mercado porque hay una demanda muy fuerte por nuestras lanas certificadas", explicó.
Surraco aclaró que existe confusión cuando se mezclan las señales del mercado de oferta y demanda con el comportamiento del segmento de nicho. Mientras el mercado general puede moverse por factores coyunturales, el Merino certificado se rige por exigencias específicas y estándares que premian la calidad. "Son nichos que exigen calidad, muy buen trabajo y un compromiso que empieza en el campo y se confirma en la esquila", indicó.
Consideró que Uruguay no tiene problemas de genética, ya que buena parte de la sangre Merino proviene de líneas australianas. "Nuestra genética es de primer nivel. Algunos jurados australianos han quedado asombrados con lo que ven en el país", sostuvo. Para él, el gran desafío es mejorar la presentación de la lana, aspecto que considera clave para sostener el posicionamiento logrado. "Las lanas están ahí, tienen calidad. Lo que hay que mejorar es la presentación. Hay que optimizarla para lograr la mercadería que exige ese mercado", insistió.
El rol del productor
Uno de los temas centrales que Surraco remarcó es el momento de la esquila y la importancia de la supervisión. Explicó que la presentación del vellón determina buena parte de la calidad final del producto. "Lo que no se puede hacer en el galpón de esquila es muy difícil arreglarlo después. Cuando el vellón está recién esquilado, es un mapa donde uno puede dibujar. Después, cuando se enfrió y se guardó, la historia es otra", advirtió.
Consultado sobre si el productor debe involucrarse más en el proceso, respondió con cautela, pero sin dejar lugar a dudas sobre la necesidad de mayor presencia. "No soy quién para decir qué tiene que hacer cada uno, pero entiendo que hay que estarle muy arriba", dijo. Las decisiones tomadas en esa etapa influyen tanto en la calidad como en el valor final del lote.
Para Surraco, el crecimiento del mercado de lanas finas y ultrafinas exige atención a características que antes no se priorizaban. "Antes hablábamos del rendimiento o del precio. Hoy hablamos de color, de vellón, de uniformidad. El negocio cambió y exige otra mirada", señaló.
Perspectivas del mercado
Consultado sobre la evolución del precio hacia fin de año, Surraco expresó su deseo de un repunte. "Ojalá suba. A nosotros nos vendría bárbaro", afirmó. Para él, el escenario ideal es aquel en el que el productor esté contento y aumente la cantidad de ovejas, ya que eso fortalece toda la cadena. "Nos va la vida en esto. Todas nuestras inversiones y apuestas están en la lana", subrayó.
Reafirmó que Lanas Trinidad mantiene las puertas abiertas para quienes deseen integrarse a los programas. La invitación, dijo, es siempre la misma: arrimarse y conversar.
