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Viernes 12 de Diciembre, 2025 84 vistas

Patricia Laines Martínez impulsa “Sendero Sensible”: un viaje por la memoria, el arte y patrimonio en Salto

Por Melisa Ferradini
En una ciudad donde el pasado late entre lápidas, columnas y esculturas de mármol, existe un recorrido que invita al visitante a detenerse, observar y dejarse tocar por la historia. Ese camino es el “Sendero Sensible” —un proyecto de revalorización cultural y patrimonial impulsado por la Antropóloga  y Gestora cultural Patricia Laines Martínez— que en diálogo con CAMBIO convoca a repensar al cementerio no como un lugar de silencio, sino como un museo al aire libre, lleno de relatos, arte e identidad.
PROYECTO CON HISTORIA
“Sendero Sensible” nació en 2017, cuando la Antropóloga  se presentó a una convocatoria nacional promovida por la Red Iberoamericana de Cementerios Patrimoniales. Su propuesta superó la selección local y lo convirtió en uno de los seis trabajos clasificados a nivel nacional, que luego compitieron a escala iberoamericana. Para ella, el camino no era sólo una visita guiada: era una recuperación de memoria, un gesto de respeto hacia quienes edificaron sus historias personales —y colectivas— en Salto. Así, “Sendero” alude al recorrido marcado, físico y simbólico; “Sensible” a la invitación a mirar con sensibilidad, a conectar con la memoria, con el dolor, con la belleza. 
PANTEONES-MONUMENTOS
Durante el recorrido, se visitan al menos nueve panteones declarados Monumento Histórico Nacional según la legislación del país, todos ubicados en el Cementerio Central. Estas tumbas no son meros sepulcros: muchas de ellas contienen esculturas de notable valor artístico y simbólico. Por ejemplo, una de las piezas más destacadas es una obra de José Luis Zorrilla de San Martín —una escultura de “La Piedad” que refleja no solo habilidad escultórica, sino también sensibilidad religiosa y estética. Otras esculturas fueron encargadas en Europa —especialmente en Italia— durante las primeras décadas del siglo XX, traídas en barco hasta Montevideo y luego transportadas por barcazas hasta el puerto de Salto. Desde ahí, carretas tiradas por bueyes llevaron las piezas hasta la necrópolis, donde se ensamblaron. 
MEMORIA E IDENTIDAD
Para Patricia Laines Martínez, el proyecto trasciende lo arquitectónico o escultórico. Se trata de rescatar la historia social de Salto: quiénes fueron esas familias, cuáles sus historias, qué movilidad social existió, qué estilos artísticos escogieron, qué religiones profesaron. Cada panteón, cada detalle, dialoga con la identidad del departamento. Además, contempla una dimensión educativa y cultural: “mostrarle a los salteños y turistas las obras de arte que contiene el cementerio… para que sean valorizadas y reconocidas”. La propuesta no es sólo contemplativa: busca sensibilizar sobre la necesidad de conservar el patrimonio funerario, de entender los cementerios como espacios vivos de memoria colectiva —en donde historia, arte, tragedias y esperanzas convergen.