miércoles 17 de abril, 2024
  • 8 am

No estamos libres de nada

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Por Gerardo Ponce De León
En un escrito anterior, me preguntaba si éramos capaces de cambiar costumbres y cada que escucho el movimiento que sucede en la ciudad de Salto los fines de semana (pongo escucho porque no los veo) me da para pensar que no hemos tomado conciencia que NO estamos libres de nada. El Covid-19 ha tapado al dengue y a todas las demás “plagas” que están dando vuelta por ahí. Creo que pedir que nos cuidemos, que no bajemos la guardia, ya que entrar no cuesta nada, salir cuesta un disparate, y si nos agarra mal parados, se puede ir hasta la vida.
Cuando nos golpe una pandemia como esta, es como con Santa Bárbara, cuando sentimos tronar nos acordamos de ella; pero siempre confié en la gente, en el ser humano, y confío que van a hacer caso a lo que se le pide. Nos acordamos de Dios, de la Virgen y de todos los santos, creyendo que nos van a sanar a todos, y como muy bien dice el Padre Martín, en uno de sus escritos: “Sin duda que Jesús no curó a todos los enfermos, ni les dio de comer a todos los con hambre de su tiempo. Lo hizo solamente con algunos que se llegaron hasta Él. No nos pide a nosotros que intentemos solucionar todos los problemas del hoy, pero si nos solicita involucrarnos en la medida de nuestras posibilidades, con la realidad que estamos inmersos”
No creo que sea muy difícil entender y darle a cada uno, porque se tiene que saber, lo que está a nuestro alcance. Está claro que tengo que cuidarme, ya que así cuido a los que están a mi lado; respetar las distancias y usar tapaboca. Pero se podrá decir: “¿Quién es este para pedirme cosas”?; pero no me hagan caso a mí, sino a los que saben y eso es lo que nos piden. Y me pregunto: ¿es mucho lo que se nos pide?. De ahí mi temor de que se cambien las costumbres que se tienen, creo que el miedo es un factor que ayuda a cambiar nuestros hábitos, pero deseo que no se tenga que llegar a eso para ser un poco mejor. El salir no tiene nada de malo, el aprovechar el Sol, tampoco; pero volver a reuniones nocturnas, juntos, sin respetar distancias, ni cantidad, nos puede llevar a tener “miedo” y les aseguro que pagaran personas que por problemas de edad, de defensas bajas, de enfermedades de muchos tipos, pero que no son mortales y lo pueden llegar a ser.
Tampoco creo que sea muy agradable el estar en cuarentena, porque el factor mental debe de jugar un partido muy importante, ya que nos va a exigir serenidad, tranquilidad y aceptación; claro que debe de existir gente que vea en esto una ridiculez, que se aprovecha para “tapar” algo, pero ¿mundialmente se está ocultando algo?. La verdad que no creo porque sería para los grandes y acá no se respeta a nadie. De ocultarse algo, desde ya pido a Dios que me perdone, debe de ser muy grande la cosa y pocos van a quedar parados.
No creo, tampoco, que el hombre es como los animales, que aprenden porque son castigados para que no hagan algo, les reitero: creo y confío en el ser humano, cuando esto termine, si Dios quiere, vamos a tener un mundo mejor, más solidario y que no sea realidad la palabras que están dando vuelta por ahí: “Las personas fueron creadas para ser amadas y las cosas fueron creadas para ser usadas. La razón por la que el mundo está en caos es porque las cosas están siendo amadas y las personas están siendo usadas” ¡Qué triste realidad y que gran verdad! ¿Seremos capaces de cambiar? Dirían cuando no se quiere discutir: La dejamos ahí.